Ut pictura poesis...
DESCENSO
-Microrrelato de un ascenso-
El resuello apenas le dejaba respirar, aunque el viento batía con fuerzas desde las alturas.
Él siempre les seguía, fiel, cariñoso, enredándose entre las piernas y dificultando aún más el ascenso. Pero qué importa el ascenso si se tiene un buen compañero. Alguien que te dé la mano sin hacerte sentir de menos, sin menoscabar tus fuerzas, dando aliento a tu valía.
Tenía dos, dos manos y las cuatro patas más fieles de su vida a lo largo del sendero. Costaba caminar en desnivel, con las rocas, los espinos, el desánimo que obliga a la parada. Pero la ilusión no quiebra y, como su perro, jamás iba a dejar a medias un intento con quien ama.
Un esfuerzo más. Un último resuello. Un suspiro… Y allí estaba. El manto de estrellas negro que la luna bañaba de luz ahora era azul, era nube, era horizonte sin línea, era orgullo, era admiración… Era su firmamento.
Un nuevo paso, desequilibrio, pendiente. Su fiel amigo había resuelto descender con destreza: lo veía relativamente sencillo. Caídas, resbalones. Nadie le había dicho que bajar requería más esfuerzo, más equilibrio, más atención en cada paso. Porque el ascenso tiene meta, el descenso es lograrlo, no hay más objetivo, no es una opción, siempre hay que volver, aunque sea a lo viejo. Descender lleva su tiempo. No dio paso en falso. Cayó en el silencio callado del rasguño. Se agarró y se soltó sabiendo, con certeza, que el final era suelo firme (añoraba ya el firmamento), plano, solitario. Se aferró al descenso aún sabiendo que, por muy hermoso que hubiese sido el trayecto, al final quedaba la sed, la asfixia y el último suspiro tratando de ahogar el miedo.
P.AS. R.