Por esa ilusión nacida del hielo
entre la esperanza blanca de la nieve.
Por ella brindo en este invierno,
que se ha llevado las ganas,
que ha dejado el cariño.
Es tiempo de una nueva aurora,
la boreal, que tal vez contemplarán
tus ojos sin los míos,
en ese silencio de soledad sonora
en la que retumban los ecos de lo vivido.
Por ese invierno que se derritió en verano,
en sal, en mar, en cima,
en estrellas y en abrazos;
por ese calor que trajo desgracia
y tu presencia bajo el sol
que abrasaba la mayor pena.
Por esa fe sin creencias
que nos dejó acompañarnos entre llantos.
Por esos besos comparados que, sin embargo,
seguían siendo compañeros.
Por esas manos que guiaron el ascenso
y sostuvieron el descenso;
por esa fantasía que se marchitó
antes de este nuevo invierno.
Te deseo el hielo, la nieve,
el blanco, el color,
el azul y el deseo.
Te deseo las estrellas entre otro abrazo.
Te deseo el camino nuevo y cierto.
Te deseo la vida, compañero,
aunque no se una con la mía.
Te deseo el amor que no se olvida,
la palabra que no se dice
y el palpitar de tus anhelos.
Te deseo la cumbre en tu invierno,
que también fue el mío.
Te deseo esa huella perdida que, porlvorienta,
suplicó ser más que barro,
añoró ser paisaje sin rostro,
añoró, al menos, siendo polvo,
serlo de diversa y genuina estrella.