El pintor (París 1834-1917)
Edgar Degas nació en París el 19 de Julio de 1834. Su familia formaba parte de la clase alta, pues su padre dirigía la banca de París. Recibió una buena educación cultural, su padre lo llevó al Louvre y lo sumergió en el mundo artístico. Terminó sus estudios secundarios pero abandonó las leyes. Ingresó en el taller de Lamothe, discípulo de Ingres, de ahí su devoción al dibujo. En 1855 va a École des Beaux-Arts pero no le interesa la enseñanza académica y se dedicó a viajar por Italia. Allí estudió a los clásicos y a los renacentistas. Conoció a Ingres gracias a un amigo coleccionista de su padre.
París, en el siglo XIX, es la capital de la cultura y del entretenimiento con sus teatros, café-conciertos, circos, salas de baile, hipódromos. En el año 1868, Degas alterna el Café Guerbois y conoce a artistas como Cézanne, Renoir, Sisley, Monet e idean exponer juntos. Se quieren dar a conocer como un grupo de artistas independientes. En los setenta, se interesa por los retratos, las carreras de caballos, las bailarinas, el circo, músicos de orquesta, los desnudos. La primera obra de bailarinas se incluye en la Orquesta de la Ópera donde retrata a los músicos en un primer plano y en la parte superior, una escena de ballet. En 1870 decidirá no exponer más en el Salón al no ser de su agrado, puesto que se valoran más las obras mitológicas o históricas. En 1873, frecuenta el Café de la Nouvelle Athènes donde por fin el grupo de amigos logra constituir la sociedad anónima de artistas, pintores, escultores, grabadores, etc., y consiguen hacer exposiciones independientes. En la primavera de 1874, se inaugura, en los locales del estudio del fotógrafo Nadar, la primera exposición del grupo. El crítico Louis Leroy es el que define al grupo con el término impresionista. Degas expuso diez obras y vendió La clase de danza. Participará en las exposiciones Impresionistas excepto la del año 1882. La última tendrá lugar en 1886. Los Impresionistas evolucionaron la técnica realista de Courbet, Corot. El grupo no se preocupó por los problemas de las clases sociales, se centraban en las trivialidades de la burguesía de su tiempo. Pero Degas se aleja de los impresionistas en varios aspectos, como la pintura al aire libre que no era de su gusto, y la espontaneidad impresionista.
En la segunda mitad de la década de los ochenta, las bailarinas es el principal tema para el pintor. Al principio retrata a bailarinas en interiores con diferentes posiciones de danza para evolucionar más adelante en el problema del movimiento. No le interesa ni su psicología interior ni su expresión, le interesa más la torsión de los cuerpos. Los trabajos que hace Degas sobre clases de danza son abundantes y famosas. La observación de las actitudes del cuerpo será investigado, más tarde, por los Nabis y los expresionistas.
Degas fue libre al grupo en su técnica pictórica sin embargo está unido a ellos en sus inquietudes. A diferencia de los otros integrantes impresionistas, empleó medios mixtos y grabados.
Pintura
En la década de los setenta, Degas no tuvo permiso para ver los ensayos de las bailarinas profesionales hasta la década de los ochenta. Sólo podía acceder a la sala. Retrataba individualmente a las bailarinas y luego componía la escena a partir de sus recuerdos y utilizaba su imaginación.
Las pinturas de bailarinas fueron un pretexto, no para mostrar la belleza ni el sentimiento interior que profesan, sino para dar luz las verdades reales como la extenuación, los lamentos y las lesiones que conlleva un ejercicio físico continuo y duro. En sus obras se inclina a enseñar el impacto de la luz sobre la figura humana y el contraste con las sombras que normalmente se sitúan al fondo del escenario donde actúan. La vista de su composición es desde arriba y a la izquierda, viendo el escenario en picado y en oblicuo como se observa en obras Ensayo de un ballet en el escenario o La estrella. En ambos casos también crea un efecto vaporoso del tutú y lo hace dirigiendo la luz desde abajo. Este recurso lumínico y el estudio de composición, acrecienta la sensación de transitoriedad del movimiento en el espacio, de tal manera que al observador le parece real. El encuadramiento de sus pinturas está basado en la fotografía, de ahí los cortes que hay en sus obras. La composición descentrada, los puntos de visión y los escorzos son de su interés por las estampas japonesas de Ando Hiroshige, Utamaro, entre otros. El dibujo es importante para Degas que lo acompaña con una pincelada más suelta.
La clase de danza, hacia 1871, óleo sobre madera, Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Es la primera representación de Degas de una clase de baile. Como el pintor aún no tenía permiso para ir al backstage de la Ópera de París, las modelos acudían a su estudio para posar. La bailarina del centro de la habitación espera las indicaciones para comenzar su actuación. Al fondo, otras esperan mientras se estiran y realizan sus ejercicios en barra. Entre ellas hay una puerta entreabierta que deja pasar la luz. En la izquierda, el resto de bailarinas esperan y al lado, tienen al maestro monsieur Gard. La profundidad y perspectiva se construye con las puertas y ventanas que reflejan lo que no se ve en la estancia y que dan a la composición realismo y movimiento.
El foyer de la danza en la ópera, 1872, óleo sobre lienzo, Museo d'Orsay, París.
Degas elige una gran sala del Teatro de la Ópera para pintar a unas diez bailarinas que van a examinarse. En el centro de la composición una zona vacía con una silla ocupada por un abanico. En la derecha, El profesor Louis François Mérante, de blanco, da indicaciones a las bailarinas. A su lado un violinista espera para comenzar el ensayo. Tras ellos, se centra la mayor parte del grupo que espera la actuación de su compañera. La bailarina de la izquierda preparada para bailar es Mlle. Hughes. En la pared izquierda hay una puerta entreabierta que deja ver a una bailarina y una ventana por la que entra ligeramente la luz. Unas cuantas bailarinas de la izquierda, estiran músculos en la barra. Al fondo hay un gran arco de medio punto con un espejo, le siguen otro de menor tamaño y otra puerta. Las tonalidades blancas equilibran la composición. La luz de la derecha ilumina ligeramente a los asistentes del salón y proyecta sombras en la pared y en el suelo. La profundidad la construye mediante espejos y puertas de las paredes.
Lección de danza (1873-1876), óleo sobre lienzo, Museo d'Orsay, París.
Representa una escena de los salones del Teatro de la Opera de París. Como ya hizo en Ensayo de un ballet en el escenario, a Degas le importa más el ensayo que el escenario. Aquí las alumnas están más preocupadas por arreglarse el peinado o la ropa, algunas están distraídas, otras se contorsionan para rascarse la espalda en vez de escuchar atentamente las indicaciones del maestro de ballet, Jules Perrot, uno de los maestros más destacados de su tiempo. Degas observa los gestos más insignificantes y naturales de las bailarinas, como cuando están descansando o cuando se relajan del trabajo agotador del aprendizaje.
El efecto de profundidad lo obtiene mediante la perspectiva a través de las diagonales del suelo y los distintos planos obtenidos a través de la disposición de las bailarinas en el espacio y la pared del fondo de la sala. El interés por la luz es evidente como en todas sus obras, en este caso emana de la ventana derecha y resalta los colores de los lazos de los vestidos y las cintas del pelo. También diluye los contornos de las figuras y crea una sensación atmosférica que recuerda los trabajos de Velázquez.
Dispone a las bailarinas en un círculo irregular alrededor de su profesor de danza en distintas poses que acentúan el movimiento. Al fondo, se situaban las madres que veían las actuaciones de sus hijas.
Ensayo de un ballet en el escenario de 1874, óleo sobre lienzo, Museo d'Orsay, París.
Esta pintura de tonos grises fue expuesta en la primera exposición impresionista de 1874. Degas reparte ordenadamente a las bailarinas en una perspectiva profunda y en diversas posturas. Las retrata estirándose y calentando antes de comenzar el ensayo. Al fondo de la composición hay un hombre observando las evoluciones. No evidencia el foco de luz como hará en otras obras.
Examen de danza (1874), óleo sobre lienzo, Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Las bailarinas tienen un examen para ingresar en la Ópera de París y sus madres, en las gradas del fondo, esperan mientras una de ellas, la bailarina del centro de la composición, ejecuta una attitude. El profesor que las evalúa es el bailarín Jules Perrot. Las bailarinas del primer plano adoptan gestos diversos. En la pared hay un espejo donde se ve reflejada la ventana donde entra la luz. Este es un tipo de recurso que utiliza Degas para que la luz dé protagonismo a los blancos vaporosos de los vestidos de las bailarinas, los rojos, azules y verdes. La profundidad la ofrece la pared del fondo y la moldura del techo. En todas sus obras como la que aquí nos ocupa, Degas corta los planos pictóricos como si de una fotografía se tratara.
Bailarina posando para el fotógrafo (1875), óleo sobre lienzo, Museo Pushkin, Moscú.
La bailarina está colocándose para posar ante el fotógrafo mientras se mira al espejo. La postura que retrata Degas de la bailarina es discordante. Detrás de la joven hay una gran ventana donde los edificios se difuminan. La luz entra por la estancia y da un efecto de vaporosidad al vestido conseguido con una pincelada rápida. En un primer plano hay un espejo. La verticalidad de ésta contrarresta con la horizontalidad del suelo.
La estrella (1876-1877) en pastel sobre papel, Museo d'Orsay, París.
Degas muestra una bailarina que ha ejecutado un arabesco. La diagonal compositiva le da cierto desequilibrio en el movimiento. Un movimiento capturado por el pintor pero que nos da la sensación de que va a continuar con otro giro.
La bailarina se encuentra en el centro de la composición. Al fondo un grupo de bailarinas hablando y un hombre la observa y le espera en bastidores. El hombre del fondo vestido de negro puede ser el protector de alguna bailarina, concretamente la bailarina que se encuentra en escena. La señal nos la da la cinta negra anudada en su cuello y que ondula en dirección al hombre del traje negro.
Con una pincelada suelta crea una atmósfera sugestiva y con las luces de los focos crea unas sombras de distintas tonalidades. El fondo está sobrecargado con tonos cálidos.
Fin de arabesque (1877), óleo diluido con trementina reposada a pastel, Museo d'Orsay, París.
Representa a una bailarina de marcado escorzo y que sostiene un ramo de flores con la mano derecha. El punto de fuga de la composición se centra en el fondo con un numeroso grupo de bailarinas que adoptan diferentes posturas. Tiene predilección por la observación de las posturas del cuerpo humano. La luz ilumina a la bailarina principal, destacando las tonalidades amarillas del vestido y al resto de bailarinas, que contrasta con las sombras del escenario.
La lección de ballet, (1881), óleo sobre lienzo, Museum of Art, Filadelfia.
Como en todas sus obras de bailarinas vemos una composición estudiada: el vacío del centro de la estancia, el corte fragmentario de las figuras como si de una foto se tratara y el movimiento. Degas lo vuelve a resolver con una diagonal que divide el cuadro; por un lado, a la derecha el profesor Perrot, algunas bailarinas que descansan y la madre sentada en una silla que, sin aparente interés por la clase, está leyendo el periódico. Por otro, se contraponen las tres bailarinas de la izquierda, la del fondo realizando un "pas de trois". En este lado, hay un espejo que refleja a las bailarinas y una ventana que no vemos en el cuadro.
Bailarinas (1883), pastel, Museum of Art, Dallas.
Degas prefiere plasmar en sus obras los entrenamientos y ensayos de las bailarinas para exteriorizar su impericia y sus obstáculos físicos. No le interesa la perfección pero hace de la imperfección algo bello.
Bailarinas subiendo una escalera (1886-90), óleo sobre lienzo, Museo d'Orsay, París.
En este caso unas bailarinas suben las escaleras para asistir a la clase. Dos de ellas están cortadas por el encuadre, al igual que la puerta del fondo. En este caso la profundidad y perspectiva se consiguen con la pared de la izquierda, la escalera, la sala con el grupo de bailarinas, la pared y puertas del fondo. La bailarina que se agacha en las escaleras da movimiento a la composición. La luz entra por la derecha que ilumina la estancia y a la bailarina de primer plano que llega a la clase, contrastando con las sombras de la de la pared de la izquierda y las bailarinas que aún suben las escaleras. En este caso, la superficie vacía la sitúa a la derecha.
Bailarinas entre bastidores (hacia 1897), pastel, Museo Pushkin, Moscú.
Comienza a utilizar a mediados de los setenta la técnica del pastel que favorece su facilidad para el dibujo. El dibujo a partir de ahora será color y cobra protagonismo en su pintura. Las bailarinas se arreglan los vestidos y esa acción desemboca en un movimiento de contorsionismo que es entendida como una danza.
Bailarinas en la barra (1900), óleo sobre lienzo, The Pilliphs Collection, Washington.
Su fecha ha sido controvertida puesto que algunos expertos creen que se realizó en los ochenta y otros algo más tarde por la simplificación de las formas. Degas primero hacía el dibujo de la figura de la bailarina y luego pintaba los vestidos mediante capas de color, es decir, le daba preferencia al dibujo antes que a la pintura. Esta técnica la adoptó de su admirado Ingres. El dibujo está realizado con líneas fraccionadas que en algunos momentos delimitan el contorno. El color es plano, utiliza anaranjados en las piernas y verdes en el vestido. El suelo absorbe las tonalidades de color.
Tres bailarinas (1900), pastel, Narodni Muzej, Belgrado.
El color plano es de nuevo protagonista en esta obra donde las líneas se utilizan para definir el contorno que Degas aprendió de Ingres. El tratamiento del espacio y el color es discordante respecto a la realidad. Durante estos años se acerca más al camino que recorren los impresionistas.
Escultura
Degas también experimentó con la escultura, a diferencia de otros compañeros impresionistas, y con la excepción de Auguste Renoir. La utilizaba para ensayar, estudiar la postura y la forma humana y darle mayor credibilidad a sus bailarinas que parecían estar en pleno movimiento. Utilizaba como materia, la arcilla, la cera e incluso la plastilina. Realizó unas 150 esculturas, muchas de ellas estaban dedicadas a sus bailarinas pero también a los caballos, a la mujer y otras variedades. Sus esculturas son ensayos, no los ve como esculturas perfectas. Degas les da un aspecto elocuente y espontáneo. Sus figuras de cera buscan el movimiento y el ensayo de posturas, un complemento quizás para su pintura. Hoy conocemos la mitad de su obra en moldes de bronce, pero no fueron hechas por este material hasta su muerte. Algunas se repararon y las que estaban en plenas condiciones se fundieron entre 1919 y 1921 por Adrien-Aurélien Hébrard.
Pequeña bailarina de 14 años, Museo d'Orsay, París.
Fue expuesta en la sexta Exposición de los Impresionistas en 1881 y tuvo sentimientos contradictorios. Los críticos la compararon con el rostro de un simio o de un azteca. Sus esculturas no estaban ligadas a los preceptos de la Academia ni al gusto del cliente. Estaban creadas con libertad y espontaneidad para darles vida y expresividad. Era esa viveza la que quería plasmar en sus dibujos y pinturas. Su pequeña bailarina tiene pelo natural con tutú de tul y zapatillas que le dan a la obra un gran realismo.
Gran arabesco de 1892-1896, Museo d'Orsay, París.
Representa la figura de una mujer en pleno movimiento. Hace un estudio del equilibrio y del centro de gravedad y le interesa menos la proporción del cuerpo de los estudios clásicos. Se preocupa por las formas y la composición. En este caso, la escultura establece unas líneas abiertas formadas a través del movimiento del cuerpo que se traslada y expande.
Degas elabora sus figuras de cera con variantes, que en algunos casos cuesta apreciar, como en esta escultura gran arabesco. Estas variaciones indican lo importante que es el estudio de cualquier movimiento para él y lo explota al máximo.
Danzarina contemplándose la planta del pie derecho (1895-1910). Bronce, altura 46,4 cm. Museo d'Orsay, París.
En sus obras hay una relación entre el azar de la experimentación y la firmeza de la escultura.
Bailarina contemplándose la planta del pie derecho, primer estudio.
Otras esculturas de Degas:
Bailarina española (1919-21), bronce, Museo d'Orsay, París.
Estudio desnudo de la bailarina vestida, bronce patinado, Museo d'Orsay, París.
Bailarina, gran arabesco, primer tiempo, bronce patinado. Museo d'Orsay, París.
Baile español, bronce patinado, Museo d'Orsay, París.
Bailarina, arabesco abierto sobre la pierna derecha, brazo izquierdo hacia delante, segundo estudio, bronce patinado, Museo d'Orsay, París.
Preparación a la danza, pie derecho adelantado, bronce patinado, Museo d'Orsay, París.
Bailarina saludando, bronce patinado, Museo d'Orsay, París.
Bibliografía:
- Arias Anglés, Enrique, El impresionismo y otros movimientos del XIX, Madrid, Espasa Calpe, 1998.
- Bartolena, Simona, ArtBook Impresionistas, Barcelona, Electa Bolsillo, 2008.
- Casini, Claudio, El siglo XIX, Barcelona, Electa. 2005.
- Crepaldi, Grabiele, Gran atlas del impresionismo, Barcelona, Electa, 2007.
- Crowe, Bernd, Degas, Colonia,Tachen, 2002.
- Degas, Milano, Biblioteca El Mundo. 2004.
- Newall, Diana, Los Impresionistas, Editorial Lisma, 2009.
- Smith, Paul, Impresionismo, Madrid, Ediciones Akal, 2006.
Documentos web:
-www.artehistoria.com [Consulta 2 de agosto 2019]
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