Discurso de presentación

    Estos versos del poema “Eternidad” de Manuel Altolaguirre transmiten la esencia un tanto paradójica que el título de esta revista quería recoger.

    Todo acto de creación implica oscuridad, identificada con la muerte, con el sueño y, por tanto, con la noche. La noche de los desvelos pensativos y meditativos desde las tinieblas del no saber dar forma a una idea que se vislumbra lejana como una estrella.

    Pero entonces llega la iluminación, la revelación del conocimiento, y esa idea crece dándole vida y forma, como sucede en un jardín, lugar ideal para la filosofía desde la Antigüedad en esos jardines de Hipatia y en los jardines académicos del Siglo de Oro donde literatos y artistas convertían la naturaleza en salón donde colgar sus obras, leer sus poemas, representar sus piezas teatrales pero, sobre todo, donde encontrarse y festejar.

    Por eso el jardín bajo las estrellas se convierte en metáfora de eternidad como acto creador. Desde la oscuridad surge ese “fiat lux” (“hágase la luz”) de la creación artística y a través de la palabra.

    Quisiera rescatar ahora precisamente dos palabras también algo moribundas: maestro y pupilo (más en la oscuridad del desuso esta última). Nos hemos reunido aquí en su mayor parte maestras y maestros, pupilos y pupilas (si me permitís el término escogido por su doble referencia a la juventud y a luz de la visión). Los maestros dejamos de ser uno mismo, morimos (a veces casi literalmente durante las clases) para vivir cíclicamente en aquello que nuestras enseñanzas engendran en quienes las escuchan.

    El artista, el escritor, también muere, como el maestro, en la medida en que se da a su público creando o recreando nuevas vidas a través de su pluma, cámara o pincel.

    Por ello la esencia de esta revista que nos une y reúne (espero que anualmente) se gestó en vosotros y ha dado a luz de vuestro ingenio.

    Y hablando de ingenio, quiero tener una mención especial para vosotros, los fénix, que alzando ya vuestro vuelo habéis sido antorcha luminaria de este proyecto cuando aún estaba en tinieblas. Brindo por que en vuestros jardines crezcan siempre la pasión y el arte y por que lleguéis lejos desde esta noche.

    Y brindo por todos vosotros, colaboradores, AMIGOS, para que lleguéis alto, a la luz de las estrellas que iluminarán siempre los jardines más oscuros de nuestro conocimiento.

Muchas gracias a todos.