6 de junio de 1944
[…] Estáis a punto de embarcaros en la Gran Cruzada, hacia la que hemos empleado todas nuestras energías durante muchos meses. Los ojos del mundo os contemplan. Las esperanzas y las plegarias de las gentes amantes de la libertad en cualquier lugar marchan con vosotros. […] vais a conseguir la destrucción de la máquina de guerra alemana, la eliminación de la tiranía nazi sobre los pueblos oprimidos de Europa, y la seguridad para todos nosotros en un mundo libre.
General Dwight Eisenhower a las tropas americanas antes del Día D.
El desembarco de Normandía fue una operación logística excepcional por parte de la fuerza aliada para abrir un tercer frente europeo durante la segunda guerra mundial. Fue una de las batallas más sangrientas del conflicto y sin duda una de las más recordadas. Para comprenderla hay que situarse en 1939, cuando Hitler invade Polonia desatando la segunda guerra mundial. En pocas semanas invadirá Francia, dejando a Inglaterra como la única potencia enemiga. Tras esto, la guerra se estancará después de la batalla de Inglaterra y en 1942 los alemanes decidirán invadir la Unión soviética, rompiendo el pacto de no agresión Ribbentrop – Molotov. Sin embargo, el empuje de la invasión alemana cesará a las puertas de Moscú y tras la batalla de Stalingrado, la más sangrienta y dura de la guerra, Alemania comenzará a retroceder.
Poco después, los aliados desembarcarán en Sicilia desde Túnez, cruzando el estrecho de Mesina, para abrir un pequeño frente nuevo en la Italia de Mussolini, pero era vital abrir otro más para sobrepasar la maquinaria de guerra alemana. El plan del desembarco se diseñó antes de la incursión en Italia, pero no fue ejecutado hasta junio del 44 por sus vastas necesidades logísticas.
En él jugaron un gran papel los servicios de inteligencia, el espionaje, las innovaciones tecnológicas militares, la propaganda, las condiciones meteorológicas y obviamente, la capacidad de los generales aliados. Esto llevó a los desembarcos anfibios en cinco playas normandas, siendo Omaha y Utah asignadas a los estadounidenses, Juno a los canadienses y las de Gold y Sword a los británicos, aunque en esta última también colaboraron combatientes de la Francia Libre. El éxito de la operación fue crucial, y por ello tiene un impacto mítico en la cultura occidental, por ser el desembarco más grande hecho en la historia y una batalla que se libró en tierra, mar y aire, abriendo una ruta hacia la liberación del país galo y la entrada en la zona occidental de Alemania.
Este frente permitió a los aliados negociar un mejor reparto con los soviéticos en Yalta y Postdam, una vez finalizada la guerra, y además se erige como la “gran gesta” occidental durante la guerra. Tiene especial relevancia en Norteamérica, pues simboliza una narrativa romántica de intervención para salvar y liberar Europa de las garras alemanas. Es por ello que exactamente ochenta años después, seguimos hablando de ella y recordándola, pues la industria cultural estadounidense no ha parado de recurrir a este suceso histórico como ambientación para sus películas bélicas de temática heroica, mientras que suelen apelar a Vietnam cuando quieren denunciar los horrores de un conflicto.
Todos hemos visto el desembarco en recreaciones, películas, series, videojuegos, ilustraciones, vídeos o incluso parodias. En la gran pantalla la más reconocida sin duda es la introducción de Salvar al soldado Ryan de Steven Spielberg, escena tan realista que ha llegado a estremecer a veteranos de la guerra. Presenta una visión realista, cruda y desoladora de aquel matadero conocido como playa de Omaha, muestra únicamente el lado aliado para introducirnos en la visión del soldado raso americano, mientras que los alemanes no son más que ametralladoras implacables al fondo, atrincherados y letales. No los vemos, pero eso no nos impide temerlos, por si una de las perdidas balas impactan en los soldados que acabamos de conocer, pero con los que empatizamos inmediatamente al ver el infierno que deben sufrir.
Otra gran pieza es El día más largo, dirigida por Ken Annakin, Andrew Marton y Bernhard Wicki, una película que se centra completamente alrededor del desembarco, y que fue estrenada cuando el acontecimiento aún no había cumplido veinte años.
Es de resaltar que la pequeña pantalla también ha hecho su particular y curiosa versión, destacando la visión ofrecida en la miniserie Band of Brothers, producida por Steven Spielberg y Tom Hanks. La serie sigue a la compañía Easy, un grupo de paracaidistas destacados durante la guerra, por eso el capítulo centrado en el desembarco se aleja del convencional asalto anfibio y nos ofrece una visión desde otro punto de vista. Debido a que es cierto que antes de la entrada en la playa, varios regimientos de paracaidistas fueron desplegándose para intentar mellar las líneas enemigas desde dentro, allanando y facilitando el camino a la fuerza principal, este enfoque es posiblemente uno de los más originales que se han visto, aunque también hay otras alternativas más tradicionales, como son la infinidad de documentales para televisión que se han emitido sobre el día D.
Actualmente, es imposible olvidar el nuevo medio en auge, el videojuego. Este ha permeado en la sociedad hasta el punto que el propio ejército estadounidense, aquel que desembarcó en las playas francesas, hoy tiene su propio equipo de E-sports, introduciéndose en este mundo digital y usándolo para reclutar jóvenes, ya que saben que la temática bélica es la más común entre los jugadores y así se ha demostrado en juegos como Call of duty, Enlisted o Battlefield. Estas reflejan, en muchas de sus entregas, los conflictos a gran escala que ocurrieron en la Europa del S.XX, en concreto, la primera franquicia de videojuegos mencionada, es la que tiene una misión centrada en el desembarco dentro de su juego ambientado en la segunda guerra mundial. Esta misión se inspira claramente en la película de Spielberg, aunque trata de hacerse más “inmersiva” todavía, colocando al jugador en los ojos de aquel desastre.
Es fascinante cómo aquel 6 de junio sigue teniendo tanto impacto en nuestra percepción de la guerra, de la masacre y del horror de un campo de batalla. Una manera que a veces pasa un poco desapercibida, pero que, sin embargo, es una de las más vivas e impactantes, es la recreación histórica, que por lo general llevan a cabo aficionados y profesionales unidos por su pasión por la Historia, estos suelen tener una mayor precisión histórica que los directores de medios audiovisuales, cuya función principal es entretener y generar emociones, no enseñar Historia.
Para el aniversario del desembarco, el grupo español Red Devils fue uno de los que se animaron a revivir en carne y hueso la famosa operación, incluso con lanchas anfibias y camiones militares, para recrear con mayor detalle lo que fue en su día, la traumática experiencia de los soldados. Junto a ellos, fueron varios grupos, debemos destacar también el caso de Big Red One, que toma su nombre de la división de Manuel Otero, el único español presente en el desembarco.
Como conclusión, el recuerdo de la conocida como “operación Overlord” sigue muy presente, en nosotros por distintos medios, pero esto tampoco es casualidad, pues la maquinaria propagandística estadounidense durante la guerra fría juega un papel muy relevante en nuestra visión sobre el acontecimiento. Hollywood ha impregnado de patriotismo americano la segunda guerra mundial, reduciendo la importancia del frente soviético en el imaginario popular, pues no tenemos grandes películas sobre las batallas del frente más cruento y al que se designaban la mayoría de los soldados alemanes. Esto tiene grandes consecuencias, un estudio reveló que, en la mentalidad francesa de 1945, el principal contribuyente para la derrota del IIIº Reich fue, con un 57%, la Unión soviética, desmarcándose del 20% que creían en los americanos como máximos enemigos de los nazis. Mientras que en 2004 los porcentajes se habían invertido completamente con un 58% americano y un 20% a favor de los comunistas. La huella de las representaciones del desembarco de Normandía suponen un pilar fundamental en la narrativa estadounidense de la guerra que conmocionó al mundo, pero como ya dijo el célebre historiador británico Eric Hobsbawn: El arte y la cultura desempeñan un papel crucial en la construcción de identidades y en la afirmación de valores colectivos.