Breve recorrido por la historia de la música

    Desde las civilizaciones más primitivas, la música ha estado presente en la vida del ser humano. Se dice que surge cuando el hombre se descubre a sí mismo como instrumento. Así, las primeras manifestaciones musicales se asocian a los elementos sonoros más próximos que disponían, como: el propio cuerpo, la voz y los materiales rudimentarios, con los que pudieron elaborar los primeros instrumentos de percusión. 

    En la Antigüedad (5.000 a.C. - 476 d.C.) las primeras nociones con respecto a la práctica musical nos trasladan hasta Mesopotamia, un territorio con amplia diversidad cultural. Cada una de las civilizaciones que tuvieron allí presencia dejó sus influencias musicales. A estas civilizaciones se les otorga, además, el inicio de la escritura musical, elaborada mediante un sistema cuneiforme.

    La música en la Antigua Grecia ocupó un lugar muy importante en la sociedad, siendo, incluso, materia obligada de estudio. Esta, solía relacionarse con lo mitológico y lo religioso; y, junto con la poesía y la danza conjugaba un único arte, el arte de las musas. 

    Uno de los hechos más importantes de este periodo, viene ligado a Pitágoras, quien comenzó a dar sentido a la teoría musical, mediante el descubrimiento de los doce sonidos propios de la música occidental.

    La entrada de la Edad Media (476 - 1450) supuso la evolución de la música hacia el cristianismo, siendo el canto gregoriano una vía predominante para comunicarse con Dios. Paralelamente, surgió la música profana a cargo de juglares y trovadores, quienes se encargaron de amenizar pueblos y castillos. 

    La música del Renacimiento (1450 -1600) se vio influenciada por el espíritu humanista y es, quizás por ello, que la voz fue considerada el principal instrumento a desarrollar. Las composiciones alcanzaron gran complejidad técnica (polifonía y contrapunto) y, en su mayoría, continuaron siendo vocales (misa, motete, madrigal…). Sin embargo, comenzaron a sobresalir otras de carácter instrumental, como la pavana, la fantasía, la tocata y las variaciones. 

    El Barroco (1600 -1750) se caracterizó por buscar una expresividad musical más intensa y dramática, acorde con la realidad del periodo. En este contexto, se estableció un nuevo sistema de canto más afectivo, que implicaba el empleo de múltiples voces y coros. Este juego de voces se denominó: policoralismo. 

    Además, la música barroca, se distinguió por un uso más rico de los instrumentos, lo que marcó el surgimiento del estilo concertato, la monodia acompañada o el bajo continuo. Estos elementos introdujeron una dimensión innovadora y distintiva en la instrumentación de la época, caracterizada por la búsqueda deliberada de contrastes. 

   Sin embargo, uno de los cambios más significativos en la historia de la música, y relativos a este periodo, fue el abandono de la música modal a favor de la tonal, estableciendo así un nuevo paradigma armónico, que vino de la mano del compositor J.S.Bach. 

    La música del Clasicismo (1750 -1800) retornó a los ideales de la Antigua Grecia basados en equilibrio, sencillez y belleza. Estas ideas, se trasladaron a las composiciones musicales mediante el predominio de ritmos marcados, melodías claras y repetitivas, estructuras definidas y simétricas o armonías pulcras. 

    Además, la música instrumental adquirió gran relevancia y destacaron tres instrumentos: el piano, el clarinete y la trompa, siendo los dos últimos incorporados a la orquesta, que amplió su número para la interpretación de sinfonías. Durante este periodo, la cultura logró expandirse a diversas clases sociales y se desarrolló tanto en casas burguesas como en eventos públicos. 

    Durante el Romanticismo (1800 -1860), la música buscó expresar las emociones, priorizando la libertad creativa del compositor. Para ello, el piano se destacó como el principal instrumento con el que lograr este propósito. 

A finales del Romanticismo surgió el movimiento nacionalista, con el que se trató de reforzar la idea de individualidad. La música de este momento se caracterizó por el uso de ideas o motivos musicales que se identificaban con un país, región o etnia específicos.

    El siglo XX marcó el surgimiento de numerosos movimientos y estilos musicales, permitiendo distinguir entre música culta y música moderna. La música culta, caracterizada por su complejidad y el uso del sistema atonal, incluye movimientos como el impresionismo, expresionismo, postromanticismo y las vanguardias. Por otro lado, la música moderna, tuvo su origen a finales del siglo XIX en los cantos de trabajo (work songs) de la población esclavizada en América. A raíz de estos, la música comenzó a experimentar nuevos estilos, como el blues, el jazz o el góspel. Con el tiempo, surgieron géneros como el rock and roll, pop, heavy metal y música disco, que se desarrollaron coetáneos al avance de las tecnologías, incorporando instrumentos eléctricos y electrónicos. En los años 90 y 2000, aparecieron nuevos subgéneros, como el pop-rock, rap, trap o reguetón, los cuales dominan actualmente el panorama musical.