La realidad, como concepto abstracto de lo real, podríamos decir que es lo que sucede o acontece en contraposición a la fantasía, imaginación. Lo real sería lo que existe efectivamente. La ciencia se inclina por analizar la estructura y el funcionamiento de ese mundo físico.
No sólo la filosofía: acerca de esta cuestión tratan de dar respuesta los mitos, las religiones y las ciencias; por tanto, parece una cuestión filosófica y anterior a la filosofía. Así lo vemos analizado desde Anaximandro (esa dicotomía de lo que la realidad parece y lo que es), Parménides (los sentidos nos dan una información errónea, es la razón quien nos conduce a la verdad), Heráclito. Con Sócrates, Platón (en el que lo observable por los sentidos es un reflejo de la verdadera realidad, el mundo de las ideas) y Aristóteles hay una separación entre la realidad de los sentidos y la de la Razón-ideas. Los empiristas más extremos (sobre todo Berkeley) decían que existían las percepciones del mundo, no el propio mundo.
Para percibir la realidad se debe tomar conciencia de una estimulación y, con ella, construir un significado, es decir, algo primero nos tiene que estimular, para que se activen los sentidos y llegue al cerebro pero, en este caso, también podríamos hacerlo estando imaginando, teniendo alucinaciones o incluso soñando.
Los órganos que procesan esos estímulos son los sentidos. ¿Hay cinco sentidos? Hay opiniones en que se puede agrupar olfato y gusto. También se expone que puede haber ocho, incluyendo el tacto en los dolores, la temperatura, la sensibilidad y la presión.
Hay informaciones del exterior que no procesamos ya que no están capacitados para ello nuestros sentidos (o para interpretarlas); no tenemos los órganos para ello. Un ejemplo serían los silbatos para perros: ellos los captan pero nosotros no. Hay otros ejemplos de animales que captan estímulos electromagnéticos y los humanos no. Los sentidos tienen umbrales, en los que debes captar con un umbral mínimo, si no nada. En humanos, con umbral máximo, si llega mucha luz te ciegas y con el oído, con un exceso de decibelios, a partir de un punto, ya no oímos, no damos más de sí. Además, los umbrales son diferentes entre especies, por ejemplo, el olfato está más agudizado en perros que en nosotros.
Para captar la “realidad”, también tenemos la atención que nos hace procesar la información y "podrás enterarte", con lo que la construcción de la realidad es activa. Pero la atención es selectiva, según nos interesa, depende de los estímulos o nuestra concentración, estado de ánimo… Todo ello nos puede conducir a que la captación de esa realidad más “cotidiana” es limitada como para poder percibirla y asegurarnos de que la realidad objetiva es lo que percibimos.
Respecto al proceso constructivo de la realidad hay un doble enfoque, el de los psicólogos de la Gestalt para los que la información procesada la totalizamos, no está dispersada en partes sueltas: de entrada vemos el todo, el conjunto. La otra visión es la de los asociacionistas, para los que percibimos de entrada partes y luego sumamos, en ese sentido, en una persona veríamos al principio gafas, pendientes, sus ojos y luego asociamos. Uno puede pensar que podemos tener facilidad para reconocer caras y que percibimos de entrada conjuntos, totalidades; pensemos cuando vemos una figura, escultura, buscamos primero un ideal de belleza con simetrías y proporciones,m con lo que estaríamos más cerca de Gestalt.
También es importante el factor cultural a la hora de establecer un significado a la información que nos llega. Habría unos elementos cognitivos, unas estructuras creadas en la cabeza, adquiridas, aprendidas y que condicionan el otorgar dicho significado. Estos esquemas-estructuras estarían relacionados por la lengua que hablamos y por la cultura que habitamos. Ejemplos: si entras a una casa y a un baño no miras lo que hay detrás de una cortina, piensas que habrá un baño. Una persona de la Edad Media se sorprendería que "sus necesidades" e hiciesen a puerta cerrada, ya que en aquella época no iba implicada la privacidad. Incluso cuestiones teóricas o de ideas (amor, muerte, libertad…) se siguen históricamente analizando desde visiones distintas según épocas y escuelas de filósofos. El llanto puede ser interpretado como algo positivo o negativo. Familias monoparentales o con varias mujeres o de igual sexo, según culturas…
Pero volviendo al fondo de la cuestión: construir la realidad de un modo no significa que la realidad sea “en realidad” así. En todo caso, ¿aquello que aparece es lo que realmente existe? ¿En qué medida la realidad es fruto del sujeto o lo es con independencia de él? ¿Es un producto de nuestra mente? ¿El objeto es un producto del sujeto? Habría dos visiones: el realismo en que la realidad existe en sí misma con independencia del sujeto que la conozca (así las cosas tienen una existencia propia), y el idealismo, en el que la realidad existe si hay una conciencia, un sujeto que las piense (así, las cosas son dependientes de los sujetos).
La propia complejidad del concepto ha hecho a la ciencia buscar modelos explicativos de la realidad física que nunca han conseguido su propósito completamente.
Hay partes de la realidad que todo el mundo puede percibir igual, por ejemplo, una zapatilla comúnmente se puede observar que es una zapatilla, pero, mayormente podemos recordar a Marco Aurelio que decía que todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho, y que todo lo que vemos es una perspectiva, no la verdad. Así, quería decir que no hay manera de conocer la realidad, sólo podemos ver nuestra visión de la realidad, una perspectiva influida por lo que somos, por lo que hemos vivido o por nuestras creencias, valores, contextos, prejuicios o entornos culturales. Por ejemplo, ante un hecho desgraciado de una persona, si tienes un mínimo de empatía reaccionas con tristeza y dolor.
¿Qué ocurre cuando los habitantes del planeta comenzamos a percibir de formas distintas el mundo exterior? ¿Vivimos realidades diferentes o vivimos la misma desde otras perspectivas? Esta situación sucede cuando aparece la razón, emoción, lenguaje, nuestros contextos, percepciones, dependiendo de cuál de estos estimulamos más en ese momento nos hará percibir de forma diferente.
¿Hay una realidad o hay tantas como personas estamos? ¿O bien algo intermedio: en base a una realidad por cada grupo de personas que ha establecido un acuerdo tácito o un contrato subjetivo entre ellos? ¿Hay tantas realidades como consensos sociales? Un grupo de amigos sería un ejemplo de ligazón (por afinidades comunes emocionales, de un lenguaje común, una manera de habitar el mundo de forma autónoma de otras formas-realidades), un grupo de trabajo por afinidades de labores comunes, en estos casos comprendes a los otros miembros y eres comprendido por ellos.
¿Y cuando diversas realidades se entremezclan? Podemos recordar la maravillosa película Big Fish de Tim Burton en la que el padre, Edward, contaba muchas historias de brujas, siamesas, funambulistas y mágicas hazañas que su hijo Will no se creía y le provocaban recelo y desconfianza hacia su progenitor. Toda esa amalgama mezclada de historias parcialmente reales y otras de ficción que desembocaban en un fondo cuyo sustento de perseverancia y amor era mayormente real, con aderezos de excesos y ensoñaciones. Así, la fantasía es todo y es nada, pero la existencia es más bonita cuando se colorea un poco.
Todos hemos podido tener un padre, un abuelo que nos ha contado esas historias que siendo niños queríamos escuchar y que deseábamos que no fueran quizá del todo reales pero nos hacían sentirnos fascinados, dentro de una atmósfera mágica y de ilusión, recordando a los trucos de magia para niños (e incluso adultos) en que se nos da la opción de creer en cosas imposibles y de hacer volar la imaginación sumergiéndonos en otra realidad.
Otro ejemplo clásico como el Quijote, con la combinación de la realidad cotidiana y la de Don Quijote con su mundo imaginado y su incapacidad de distinguir los personajes ficticios de los reales, la realidad cotidiana de la fantasía, estando Sancho Panza con la tarea de armonizar ambas realidades haciendo de puente. Cuando rompen ambos, Don Quijote vuelve al confinamiento de la realidad más cotidiana y queda doblegado por la razón del sentido más común.
Con la realidad aumentada se ahonda también en la idea de combinar elementos virtuales a nuestra realidad creando un nuevo mundo digital inimaginable al entorno real a modo de juego que nos lleva a otra nueva realidad. Un último ejemplo de combinación de realidades serían las ilusiones ópticas: con unos gráficos en que puedes ver realidades distintas con ese mismo gráfico.
Con todos estos ejemplos (desde los más antiguos a los más recientes virtuales) podemos inferir la permanente necesidad de combinar realidades más presentes con otras distintas como forma de enriquecer la realidad resultante, estimulando e ilusionando al receptor-cliente, formando parte como de un juego, y haciéndole confundir lo “real” más próximo con la realidad virtual (en el sentido no digital sólo, sino alternativo). De esta forma se crean realidades mixtas nuevas más estimulantes, ricas, alejadas de una realidad monopolística que, incluso esta, no puede ser captada en buena parte.
Podemos añadir el concepto de realidad paralela (o incluso “vivir fuera de la realidad”) que tiene una connotación negativa, ajena e irracional, incidiendo con el paralelo, que no tiene corte ni cruzamiento con nuestra realidad “real” inmutable y poco discutible según nuestro parecer. Esto puede hacer creer que esa “realidad” próxima, más oficial, hace desacreditar otras que se planteen por parecer ilusas, poco “realistas”, algo rompedoras e irreverentes.
Por último, podríamos plantear otro criterio para establecer tipos de realidad: la externa formada por la realidad física usual (la más “objetiva”) y la mediática; y la realidad interna (las dos últimas serían más subjetivas). Con la creciente influencia de la realidad mediática en la que importa más la representación del hecho-objeto de la realidad física que el propio hecho-objeto-elemento de esa realidad física. Esta realidad mediática juega un importante papel, además, para la confección de la realidad subjetiva de cada individuo. La realidad mediática parece excluyente e intenta anular la realidad física en base a la representación de ese hecho-objeto de la realidad física. Parece importar más la realidad interna de cada individuo (y su influencia hacia ella) que la exploración más “objetiva” de la realidad externa física.
Imágenes (en orden de aparición):
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