Breve aproximación biográfica del autor
Nació en Barcelona en 1964 y, pese a que posteriormente cursó estudios de periodismo, encaminó su trayectoria profesional hacia la publicidad. En 1992 decidió abandonar su trabajo para dedicarse a la escritura.
Escribió El príncipe de la niebla, una novela de carácter juvenil, con la que ganó en 1993 el Premio Edebé en la categoría de literatura juvenil. Con el dinero del premio partió hacia Los Ángeles donde, más tarde, en el 2020, fallecería víctima de un cáncer. En Los Ángeles escribió sus próximas novelas, El palacio de la medianoche (1994) y Las luces de septiembre (1995), que junto a su primera obra formaban la Trilogía de la niebla. En 1999 publicó Marina, su obra más personal.
En 2001 publicó su primera novela para adultos, La sombra del viento, su novela más vendida y el comienzo de la tetralogía de El Cementerio de los Libros Olvidados. Esta tetralogía continúa con El juego del ángel (2008), El prisionero del cielo (2011) y, por último, El laberinto de los espíritus (2016), esta sería la última obra publicada del autor en vida, ya que, posteriormente, en 2020, se publicaría La ciudad de vapor, una recopilación de relatos pertenecientes al mismo universo literario, pero esta obra fue publicada tras la muerte del autor.
El impacto y la recepción de la obra
La obra de Zafón no recibió una gran acogida por el público desde un primer momento. Fue después de varios años, gracias al boca a boca, cuando su obra comenzó a obtener notoriedad hasta alcanzar los niveles de fama con los que cuenta a día de hoy.
Gracias a este gran recibimiento es que en la actualidad cuenta con diversos estudios literarios sobre aspectos concretos de su obra como pueden ser los símbolos, características lingüísticas, y análisis globales de sus obras más conocidas, como La sombra del viento.
En este capítulo se analizarán los rasgos comunes, utilizados por el autor a lo largo de sus obras, a partir de los estudios realizados sobre estos aspectos principalmente de Sáiz (2004) y Ruiz (2009). Se examinarán los distintos rasgos que coinciden en varias de sus obras, vertebrándolos según su naturaleza.
Personaje protagonista adolescente
Señala Anabel Sáiz (2004):
Por lo general, un personaje -que suele ser adolescente- destapa, de manera casual, una historia del pasado que parecía dormida y olvidada y esta historia va despertando a sus protagonistas -los que aún quedan- y a sus conciencias y todos nos ofrecen su verdad a medias. Porque casi nunca nadie dice la verdad, bien porque no la conoce, porque quiere protegerse o porque quiere despistar. Y con estas piezas el lector va componiendo un puzzle narrativo; a veces la pieza no encaja y hay que acudir a otra fuente porque nos movemos en el terreno de la ficción, de las falsedades, de las mentiras piadosas. (p. 12)
El prototipo de protagonista utilizado por Zafón en sus obras atiende a las características de lo que Revilla (1980) denomina “adolescente autosuficiente”, el cual trata de alejarse de los adultos para vivir una vida independiente según sus propios deseos. Esto se puede ver claramente en el personaje de Daniel de la obra La sombra del viento. Es por ello que la totalidad de los personajes principales de sus novelas son chicos adolescentes, que, sin saberlo, abren la caja de pandora, desvelando así una serie de historias que los llevarán a vivir una aventura que los fortalecerán como personas, dando así el paso a la madurez hacia el final de sus obras.
Figuras maternas
Otro de los aspectos relacionados con los personajes que se repiten en las novelas de Zafón son las figuras maternas ausentes, a las que los personajes o no han conocido o representan un papel secundario sin influencia en el resto de los personajes. Estas figuras maternas suelen ser extranjeras, artistas y tienen una muerte prematura debida a distintos motivos. Esta figura se puede encontrar en la madre de Daniel Sempere y en muchas otras figuras de la obra La sombra del viento, como la madre de Beatriz, de Penélope o de Carax, entre otras.
Personajes desfigurados
En muchas novelas de Zafón se encuentran también algunos personajes centrales desfigurados, los cuales han sufrido un evento dramático que los ha empujado a ponerse del lado del mal para solventar su propia frustración. Es el caso de Julián Carax en La sombra del viento, quien tras sufrir quemaduras en todo el cuerpo quedando desfigurado decide dedicar lo que le queda de vida para hacer desaparecer su propia historia quemando todos sus libros.
Ángel
En contraposición con el arte románico, donde se acentúa el carácter supraterrenal del ángel, en el arte gótico se resalta el papel protector del mismo. En cuanto a los ángeles creados por Zafón siguen la línea del ángel caído, apareciendo en pesadillas, creando miedo y desesperanza a los personajes que se les aparece, como en el caso de Zacarías que atormenta al personaje de Jacinta en La sombra del viento.
Gatos
En las obras de Zafón se pueden encontrar dos representaciones muy distintas de gatos, una asociada a la muerte y al diablo, como el que acompaña a Zacarías en los sueños de Jacinta.
En sus sueños, Jacinta veía el pasado, el futuro y, a veces, vislumbraba secretos y misterios de las viejas calles de Toledo. Uno de los personajes habituales que veía en sus sueños era Zacarías, un ángel que vestía siempre de negro y que iba acompañado de un gato oscuro de ojos amarillos cuyo aliento olía a azufre. (p. 324)
También se puede encontrar al gato como imagen de fidelidad y tranquilidad, representada en La sombra del viento por Kurtz, el gato de Carax:
Julián compartía el piso con un inmenso gato blanco al que llamaba Kurtz. El felino me observaba con recelo a los pies de su dueño, relamiéndose las garras. (p. 454)
Autómatas
Una más de las obsesiones de Zafón que ha plasmado en varias de sus novelas son los autómatas, la cual, según él mismo ha explicado, viene del Museo de Autómatas del Parque de Atracciones del Tibidabo en Barcelona.
Este elemento puede ser encontrado incluso en historias dentro de sus obras como en la novela de La casa roja, escrita por Julián Carax en La sombra del viento, en la que el personaje principal está obsesionado con estas máquinas, las cuales iba robando.
La casa roja relataba la atormentada vida de un misterioso individuo que asaltaba jugueterías y museos para robar muñecos y títeres, a los que posteriormente arrancaba los ojos y llevaba a su vivienda, un fantasmal invernadero abandonado a orillas del Sena. (p. 36)
La prensa, las películas, las fotografías y los libros
Uno de los objetos comunes en sus novelas son los recortes de prensa, las películas, las fotografías y los libros. Se pueden encontrar varios de estos elementos en la obra. En varias ocasiones Daniel acompaña a Fermín al cine y es en una de estas ocasiones donde se encuentra con Coubert (p. 118). Por otra parte, es una fotografía de Julián y Penélope la que le da una pista esencial a Daniel para encontrar la sombrerería del padre de Carax, ayudándolo así a seguir tirando del hilo.
En cuanto a los libros, están obviamente presentes a lo largo de toda la novela con distintos objetivos. Uno de ellos, ser objeto de unión de varias personas, como puede ser Nuria, la cual se enamora de los libros de Carax antes de enamorarse de él. Además, se usan como hilo conductor de la historia, ya que La sombra del viento, encontrada por Daniel, es el comienzo de todas las aventuras que habrá de superar para descubrir los secretos de su escritor.
Referencias cinematográficas
La afición de Zafón por el cine y su trabajo de guionista durante una época de su vida ha sido plasmada en más de una de sus obras, como puede ser La sombra del viento, en la cual, al más puro estilo cineasta, la voz narradora de la historia cambia sin previo aviso pasando a otro personaje el cual narra eventos de gran importancia para el desarrollo de la novela. Un ejemplo de lo anterior es la carta de Nuria a Daniel, que desvela muchas de las incógnitas que se planteaban hasta el momento (pp. 447-555).
Regalo del progenitor
Otro de los objetos simbólicos de las obras de Zafón son los regalos de parte de la figura paterna al hijo. En La sombra del viento, Daniel recibe una pluma por parte de su padre, perteneciente supuestamente al escritor Víctor Hugo. A modo anecdótico, cabe resaltar que la famosa marca de estilográficas Montblanc creó en el año 2020 una línea de plumas inspiradas en Víctor Hugo.
Las casas
El simbolismo de la casa, según Cirlot (1992), representa un fuerte vínculo entre casa, cuerpo y pensamientos humanos, siguiendo el siguiente patrón:
La fachada significa el lado manifiesto del hombre, la personalidad, la máscara. Los distintos pisos conciernen al simbolismo de la verticalidad y del espacio. El techo y el piso superior corresponden, en la analogía, a la cabeza y el pensamiento, y a las funciones conscientes y directivas. Por el contrario, el sótano corresponde al inconsciente y los instintos (como en la ciudad, las alcantarillas). La cocina, como lugar donde se transforman los alimentos, puede significar el lugar o el momento de una transformación psíquica en cierto sentido alquímico. Los cuartos de relación exponen su propia función. La escalera es el medio de unión de los diversos planos psíquicos. Su significado fundamental depende de que se vea en sentido ascendente o descendente. (p. 120)
Para Zafón la descripción de las casas y palacetes es muy importante y es por ello que dedica una parte importante de narración sobre las mismas al entrar por primera vez a una de ellas o en algún momento clave de la novela acontecido en ese lugar, dotando así de un ambiente especial a esa estancia. Una gran parte de estas viviendas esconde secretos, tramas o misterios que el personaje deberá resolver al llegar a ese lugar.
Se pueden encontrar muchos ejemplos de este suceso a lo largo de la obra, como puede ser la descripción que hace Daniel la primera vez que entra al palacete de Barceló y cómo lo describe de forma mucho más tenebrosa la vez que vuelve a robar el libro de La sombra del viento, dotando así a ese momento de más tensión y oscuridad.
El deterioro de estas también sirve como reflejo del deterioro interno de las personas que las habitaron, lo cual se puede ver con la casa “El ángel de la bruma”, la cual se fue deteriorando junto con sus distintos inquilinos (pp. 289-299).
Estación de tren
Continuando con los espacios predilectos del escritor, cabe destacar las estaciones de tren, las cuales aparecen en varias novelas, en especial la Estación de Francia de Barcelona que aparece en las obras de Marina, La sombra del viento y El juego del ángel.
La estación de tren representa un lugar en el cual los personajes enamorados deben reunirse para escaparse y ser felices, pero esto no sucede llevando a una gran decepción que afectará enormemente a los personajes, como en el caso de Julián y Beatriz (p. 464).
El pasado
En cuanto a la importancia del pasado en su obra, el escritor barcelonés siempre introduce el pasado a través del personaje central o bien haciendo que este se interese por el pasado de otro de los personajes, siguiendo la pista de aquellos que quedan vivos para descubrir su historia.
En el transcurso de esta búsqueda del pasado, el personaje protagonista se encuentra con otros personajes secundarios del pasado que le ayudarán a ir creando el puzle que le dará las respuestas una vez obtenidas todas las piezas.
Son estos personajes secundarios los que llenan la trama principal de tramas complementarias que suelen estar impresas en letra cursiva, haciéndolo llamativo para el lector. En La sombra del viento el propio autor, a través de Daniel, describe su propia obra de la mejor forma posible:
A medida que avanzaba, la estructura del relato empezó a recordarme a una de esas muñecas rusas que contienen innumerables miniaturas de sí mismas en su interior. Paso a paso, la narración se descomponía en mil historias, como si el relato hubiese penetrado en una galería de espejos y su identidad se escindiera en docenas de reflejos diferentes y al tiempo uno solo. (p. 17)
El paso del tiempo
La obsesión por el pasado, como ya se ha mencionado previamente, es el hilo conductor de muchas de las obras de Zafón. Como bien señala Sáiz (2004) “se cuenta algo que ha ocurrido hace años y que remueve los recuerdos de los que lo vivieron y marca también a los personajes ajenos a esa historia, que se ven involucrados en ella” (p. 14).
La acción discurre conjuntamente a la investigación que realiza el protagonista para juntar todas las piezas del puzle del pasado para llegar al momento culmen en el cual el pasado se acerca al presente y los personajes se encuentran, chocando así pasado y presente. Este momento puede ser claramente observado en la pelea entre Carax, Daniel y Fumero en la cual este último muere (p. 579), dando por finalizado el pasado y cambiando el foco de la historia al presente y futuro de los personajes.
Epílogo final
Este apartado es frecuente en sus novelas, en él el autor narra la vida de los personajes principales y secundarios tiempo después del final de la trama principal, haciendo al lector partícipe de la fortuna de los mismos. Esto ayuda en gran medida a los lectores a poder averiguar si estos personajes han tenido un final de un tipo o de otro, lo cual permite al escritor dejar cerrado el desenlace, sin opción a interpretación del lector.
Género
El género de sus obras es común en la mayoría de ellas, predominando la novela folletinesca, la romántica, la novela negra y la policíaca.
Zafón hace uso de los rasgos de la novela negra y policíaca, haciendo que el lector se mantenga pegado al libro durante toda la lectura hasta descubrir el misterio que envuelve la novela.
La novela rosa o romántica aparece en un gran número de libros de Zafón, representando así la importancia del amor para el autor, el cual representa magníficamente en sus obras.
Por último, lo folletinesco sigue una serie de factores comunes, como bien recoge Alsina (2003), que pueden ser la ubicación en un tiempo distinto al del autor, una trama que mezcla misterio, aventura y un protagonista obsesionado con una mujer, como se puede ver claramente en Carax y Daniel. También cuenta con elementos sobrenaturales y lugares comunes, como los bajos fondos llenos de asesinos y prostitutas.
Llegada la noche de autos seguí dócilmente a Fermín hasta un tugurio infecto sito en la calle Escudillers donde los hedores a humanidad convivían con la fritanga más abyecta del litoral mediterráneo. Un plantel de damas con la virtud en alquiler y mucho kilometraje encima nos recibió con sonrisas que hubieran hecho las delicias de una facultad de ortodoncia. (p. 591)
Marco genérico y estilo de la obra
Influencias de modelos narrativos
A lo largo de este apartado se pasará a analizar las distintas influencias de modelos narrativos usados por el autor en su obra, la cual, debido a su extensión y al estilo de Zafón, no sigue un solo modelo, sino que une varios escogiendo las características que mejor le encajan en su historia para así trazar un relato diferente y sin ataduras de estilo.
Novela de aprendizaje (Bildungsroman)
La novela de La sombra del viento sigue principalmente el crecimiento de Daniel Sempere, el protagonista de la obra, desde que es un niño al comienzo de la misma hasta su adultez en el epílogo final. Es por ello que se puede decir que esta obra pertenece al género de novela de aprendizaje, ya que este tipo de novelas muestra el desarrollo mental, físico y psicológico del protagonista, desde la infancia hasta la madurez, haciendo hincapié en el proceso de cambio de niño a adulto, con todo lo que ello conlleva.
En el caso de la novela que nos ocupa, se produce un salto en el transcurso de unas pocas páginas, en las cuales Daniel deja de ser un niño y pasa a ser un joven adulto el cual actúa de forma muy distinta a cuando era pequeño. En este proceso, como bien describe Chen (2020), Daniel tras todas las aventuras vividas en la obra aprende que el amor, la familia y los amigos son lo más importante en la vida.
Novela policíaca y negra
Este tipo de novela se caracteriza por la presencia de un investigador que a lo largo de la obra se encarga de resolver un gran misterio usando distintos métodos. En este caso, haciendo un símil a las novelas de Arthur Conan Doyle, la obra cuenta con un investigador principal, al igual que Sherlock, representado por Daniel, y el papel del ayudante como Watson, interpretado por Fermín.
Estos dos personajes se encargarán de seguir todas las pistas que puedan encontrar para descubrir el misterio tras el autor de La sombra del viento, Carax, y todo lo relacionado con su vida y su paradero actual: "Durante el desayuno, Fermín dio por inaugurada la jornada detectivesca con un esbozo general del enigma." (p. 242)
En relación a la novela policíaca también se pueden encontrar rasgos de novela negra, como son la representación de los bajos fondos de la ciudad de Barcelona, con una densa atmósfera de miedo, violencia y corrupción. Esto último se encarga de representarlo el inspector Fumero, el cual persigue al personaje de Fermín a lo largo de los años siguiéndolo por el oscuro submundo de la Barcelona de la posguerra.
Novela folletinesca
Como bien define Tosaus (2009) “lo folletinesco siempre se ha identificado por lances exagerados, historias inverosímiles, personajes de malvada o bondad sobrehumanas, y, desde luego, por un diseño narrativo delirante, repleto de golpes de efecto y con una intriga suspensiva,”. Este tipo de novelas aparece en el siglo XIX, a pesar de que Vargas (1984) opina que es un género que ya existía antes, ya que para él la novela folletinesca es la evolución de la novela de caballería medieval por sus características comunes. Por otro lado, se puede decir que su característica principal es la forma de publicación, la cual consistía en un pequeño número de páginas publicadas cada cierto tiempo. Esto no se cumple en la novela de Zafón, pero en cambio, sí cumple con otras de sus características, como la que describe Puig (1984), en la misma mesa redonda que Vargas, que es la capacidad de mantener la intriga del lector durante todo el relato, lo cual se puede apreciar en la obra de Zafón, el cual no desvela los acontecimientos más importantes hasta la carta de Nuria, desde la página 449 hasta la 559. Otro de los rasgos que se puede ver claramente en la obra es el personaje de maldad sobrehumana, representado por el inspector Fumero, el cual desde su infancia fue una persona malvada y muere siendo aún peor. En el siguiente ejemplo se puede observar claramente la frialdad de este personaje al matar a su madre y no sentir nada:
Años más tarde, cada vez que introducía su revólver en la boca de un prisionero y apretaba el gatillo, el inspector jefe Francisco Javier Fumero habría de evocar el día en que vio el cráneo de su madre estallar como una sandía madura en las inmediaciones de un merendero de Las Planas y no sintió nada, apenas el tedio de las cosas muertas. (pp. 268-269)
Novela epistolar
La novela epistolar es aquella que se narra mediante el uso de distintos documentos. En la novela es Nuria Monfort quien representa este tipo de novela con su carta a Daniel, en la cual narra desde su punto de vista los sucesos que tienen que ver con ella y Julián, esclareciendo así muchas de las dudas del protagonista sobre el pasado de estos dos personajes.
Esta es una de las partes más importantes de la obra, ya que en ella el autor se encarga de revelar muchos de los secretos que faltaban para rellenar el puzle de la historia de Carax, haciendo que Daniel comprenda todo lo sucedido en el pasado, no solo de Carax, sino también de la ciudad de Barcelona.
En la carta de Nuria para Daniel, esta le habla directamente a él en algunos momentos del relato, haciendo incluso referencia a otra carta, un ejemplo más de la importancia de las mismas en la obra:
Miquel Moliner marchó de allí sin saber que aquella carta había ido a parar a manos de la portera del edificio y que muchos años después, tú, Daniel, la encontrarías y leerías las palabras que Penélope había enviado, esta vez de corazón, a Julián, y que él nunca llegó a recibir. (p. 469)
Novela romántica
Este género comenzó como un tipo de obra dirigido exclusivamente a las mujeres en la cual estas aprenden sobre los misterios del romance y el paso a la madurez sexual, como bien explica Martínez (2000). En este caso, el protagonista no es una mujer, pero sí se aprecian algunos rasgos de este género en la obra. Daniel tiene ese paso de la infancia a la madurez, el cual va ligado a sus relaciones con las dos mujeres de su vida, Clara, que representa el amor inalcanzable de una mujer adulta, y por otro lado Beatriz, que es un amor posible a pesar de todas las dificultades.
Siguiendo las palabras de Amorós (1968) a la hora de describir una de las características de la novela rosa: “Uno de los dos (generalmente ella) es millonario: tiene negocios, fábricas. industrias. fincas, rentas... y para nada se ha de preocupar de prosaicas actividades económicas.” (p. 25), encaja perfectamente con La sombra del viento, en la cual ambas mujeres de la obra, Beatriz y Penélope son hijas de empresarios adinerados y, por lo tanto, no tienen que preocuparse más que de estudiar y de su familia.
Otro de los rasgos señalados por Amorós (1968) es la simpleza de los encuentros entre los enamorados. En el caso de esta obra, Carax conoce a Penélope la primera vez que este visita la mansión de los Aldaya. Además, también cumple otro de los rasgos de este género, la primera descripción de la amada tiene cierto rasgo erótico:
Julián alzó la vista y vislumbró el roce de una silueta ascendiendo con la mano sobre la barandilla. Sintió que se perdía en una visión. (…) Su cabello era de color almendra y la piel de sus hombros y la garganta esbelta parecía transparente a la luz. (pp. 261-262)
Novela picaresca
Se pueden observar algunos de los rasgos de la novela picaresca, siendo Fermín el personaje que los encarna. Al igual que en la novela picaresca, Fermín tiene un origen familiar de bajo rango social, como él mismo describe en un momento de la obra:
mi padre, que en gloria esté, era un cazurro de poca visión y siempre quiso que uno de sus hijos ingresara en la Guardia Civil, y a ninguna de mis siete hermanas las hubiesen admitido en la Benemérita, pese al problema del vello facial que siempre caracterizó a las mujeres de mi familia por parte de madre. (p. 108)
Fermín representa el papel de antihéroe el cual, después de haber vivido una vida no del todo honrosa, con la ayuda de Daniel, decide encauzar su vida para ser digno de su gran amada Bernarda, la criada de Barceló. Además, también cuenta con otro de los rasgos de este tipo de novelas, la sátira. El personaje hace uso de ella casi en todo momento para criticar la sociedad en la que vive, la posguerra en la ciudad de Barcelona.
—Fermín Romero de Torres, cesante. Mucho gusto en conocerle.
—Daniel Sempere, tonto de remate. El gusto es mío.
—No se venda barato, que en noches así todo se ve peor de lo que es. Ahí donde me ve, yo soy un optimista nato. No me cabe la menor duda de que el régimen tiene los días contados. Según todos los indicios, los americanos nos van a invadir el día menos pensado y a Franco le pondrán un puesto de chufas en Melilla. Y yo recuperaré el puesto, la reputación y la honra perdida. (p. 83)
Novela histórica
Como describe Lukács (1966), este tipo de novelas tiene como eje central el plasmar en su plenitud una época histórica lejana a la del autor, en la cual este dé vida a su obra y a sus personajes haciéndolos verosímiles, imitando la cultura, las creencias y los valores de la misma. En este tipo de novelas destacan personajes ficticios los cuales están rodeados de una ambientación realista. Es por ello que se pueden encontrar muchos nombres de personajes, empresas, marcas y lugares reales que ayudan a que el lector se sienta uno más dentro de ese mundo.
Zafón traslada al lector a dos épocas distintas con Daniel y Julián, estas dos épocas son la Guerra Civil y, sobre todo, la posguerra, concretamente de la ciudad de Barcelona y en algunos momentos a la región parisina, donde la importancia la tienen más los personajes de Julián y Nuria que la propia ciudad o su ambiente.
Zafón no pretende escribir una novela histórica como tal, pero sí usa el contexto de la misma para realizar una serie de denuncias sociales sobre lo acontecido durante esta época, además de darles a los personajes un ambiente realista, haciendo que los sentimientos de los mismos lleguen más profundamente al lector.
Estilo narrativo
El pasado del autor se ve muy presente en la novela La sombra del viento. Este trabajó como guionista de cine durante sus primeros años en Los Ángeles y esto puede verse reflejado en dos apartados del libro.
El primero de todos es el uso del estilo directo. Esta obra está plagada de diálogos, los cuales, descritos por Gutiérrez (1986), constan de dos partes: un segmento A que recoge el emisor, el receptor y otras cuestiones del acto comunicativo, y un segmento B que reproduce literalmente lo enunciado por el personaje.
Un ejemplo de lo anterior se puede ver en el siguiente fragmento:
—Daniel, lo que vas a ver hoy no se lo puedes contar a nadie —advirtió mi padre—. Ni a tu amigo Tomás. A nadie. (p. 11)
El segmento A sería “advirtió mi padre”, en el cual se esclarece el emisor (padre de Daniel) y el receptor (Daniel). El segundo segmento, B, estaría compuesto por el enunciado tal cual lo dijo el padre, “Daniel, lo que vas a ver hoy no se lo puedes contar a nadie. Ni a tu amigo Tomás. A nadie.”
El segundo es el cambio de narrador, a pesar de que en la mayor parte de la novela es Daniel, el protagonista, quien narra la obra desde su punto de vista, se pueden encontrar ciertos momentos donde la narración pasa a manos de otros personajes o de un narrador omnisciente. Además, esto ocurre sin previo aviso en varias ocasiones lo cual recuerda claramente al estilo del cine, como un cambio de escena en el cual cambia el escenario y los personajes de un momento a otro. En este caso los cambios se producen de un capítulo a otro o incluso dentro del mismo. Por ejemplo, al cambiar al narrador omnisciente que relata la infancia de Jacinta sin previo aviso:
—¿Cómo sabía entonces que se iba a casar con él?
—Porque lo había visto. En sueños.
De niña, María Jacinta Coronado estaba convencida de que el mundo se acababa a las afueras de Toledo y de que más allá de los confines de la ciudad no había sino tinieblas y océanos de fuego. (p. 324)
Otro de los rasgos importantes de la obra en cuanto al narrador de la misma es el uso de letra cursiva en la impresión de la obra en las partes en las cuales el narrador cambia, como puede ser la anteriormente citada o para representar cartas. De esta forma el lector puede ver ese cambio rápidamente y hacerse a la idea de que el narrador ha cambiado y no es Daniel. Este rasgo tiene algunas excepciones como el capítulo en el cual Nuria narra en una carta toda su vida y relación con Julián, en este fragmento de la obra no se usa la cursiva.
Una de las partes que más se puede disfrutar de una novela es el final de la misma y Zafón no podía dejar una parte tan importante desatendida. Él mismo tenía claro cómo quería que fuera su obra de principio a fin. Desde un principio, afirmó que la serie de El Cementerio de los Libros Olvidados estaría compuesta por cuatro libros y así fue.
Zafón no quiere dejar cabos sueltos, menos aún en su primera novela de la serie, quiere dejar claro cuál es el futuro de sus personajes y para ello usa el epílogo. En esta parte final de la obra se narra la vicisitudes de los personajes 10 años después de todos los sucesos narrados.
Al narrar brevemente el futuro de los personajes, Zafón consigue que el lector tenga una idea clara de qué tiene el autor pensado para esos personajes y así poder usarlos tranquilamente en futuros libros, ya que esta serie de novelas entrecruza sus historias y personajes, haciendo indispensable no dejar cabos sueltos.
Breve estudio de la lengua literaria
En este apartado se realizará un breve análisis del lenguaje que emplea Zafón para conseguir embaucar al lector, tratando de que este perciba de la forma más realista el escenario que está leyendo, haciéndole sentir que está dentro del libro y puede oler y ver todo cuanto el escritor describe. Para ello se usará principalmente la tesis doctoral realizada por Calle (2012) sobre esta misma obra.
El principal recurso literario usado por Zafón en La sombra del viento es la metáfora. Con ella carga de gran significado cada palabra que escribe, haciendo que una simple frase sea capaz de manifestar una atmósfera o sentimiento muy profundo. En el siguiente fragmento se puede ver un ejemplo de ello: "Las últimas horas habían transcurrido en otro mundo, un universo de roces, de miradas que no entendía y que se comían la razón y la vergüenza." (p. 227)
Cuando Zafón habla de otro mundo y universo, se refiere a que Daniel siente que todo lo sucedido no ha sido real, ya que ha sido un momento tan bueno que parece un sueño. Por otro lado, cuando habla de miradas que se comían la razón y la vergüenza, hace referencia a que al mirar a Bea este se sentía sin capacidad de pensar lógicamente, probablemente quedándose embobado mientras la miraba.
Otro de los muchos ejemplos que se pueden encontrar en esta obra referido esta vez a un objeto es:
(…), cómo la mano del ángel atravesaba su pecho y lo ensartaba y cómo el alma maldita se le derramaba en vapor y aliento negro que caía en lágrimas heladas sobre el espejo mientras sus párpados se agitaban hasta morir. (p. 579)
En esta oración Zafón usa el concepto de lágrima para sustituir a las gotas de sangre que caen sobre el espejo, el cual representa el agua helada de la fuente donde se encuentra la estatua, teniendo, por tanto, dos metáforas referidas a objetos en una misma oración. Esto demuestra lo cargado que se encuentra el discurso de Zafón de este tipo de recurso literario.
Relacionado con lo anterior también se pueden encontrar decenas de expresiones idiomáticas, que son una secuencia de palabras cuyo significado no puede deducirse a partir de los elementos que la componen. Esta gran cantidad de expresiones en la obra es debido en parte al lenguaje coloquial que predomina en la misma, lo que da lugar a que los personajes usen este tipo de expresiones. A continuación, se expondrán algunos de los ejemplos que se pueden encontrar en la novela:
Eso es pan comido (p. 171)
hacía oídos sordos (p. 188)
escrita de puño y letra (p. 467)
Si se analiza el primer ejemplo se puede observar cómo no se refería a la actividad de comer pan sino a que la tarea encomendada es de suma facilidad. En el segundo caso, es más evidente ya que lo que quiere decir es que ignora, en este caso, la música que pone Fermín en la librería. El último ejemplo, por otro lado, hace referencia a que está escrito por esa persona, y por ello redactado con su puño y su letra, lo cual tiene un cierto sentido figurado.
Otro de los rasgos importantes de la lengua del autor es el uso de expresiones catalanas traducidas al castellano. Esto se debe a que Zafón vivió y creció en Barcelona, empapándose de la lengua hasta tal punto que ha mezclado ambas lenguas, como le pasa a muchas otras personas que han crecido hablando dos lenguas. A continuación, se pondrán ejemplos de estos mismos:
- ¿Vosotro utede soy lo que habéi pedío lo entrepane de jamong? (p. 221)
Está un poco tocada del ala. (p. 262)
La primera palabra es una traducción de entrepà, bocadillo en castellano. En cambio, la segunda es una traducción de tocat de l’ala, que significa que no está bien de la cabeza, que está loco/a.
Grandes temas de la obra
La sombra del viento es una novela extensa y muy bien perfilada por su autor, Carlos Ruiz Zafón. Es por ello que los temas tratados en la misma están muy bien escogidos y trabajados con mucho cuidado para conseguir el efecto deseado en el lector. A continuación, se describirán los grandes temas de la novela analizándolos uno por uno.
Esta obra tiene un claro vínculo con los libros y todo el mundo que los rodea. En la novela es fácil encontrar todo tipo de personas que pertenecen a este sector y lo representan desde distintos puntos de vista.
El primero de todos ellos es Julián Carax, escritor barcelonés el cual escribe todas sus obras en París, tras tener que escapar de Barcelona por su relación amorosa con Penélope. A pesar de ello, publica sus novelas en España con la editorial Cabestany y es en esta editorial donde trabaja Nuria Monfort, la cual hacía de intermediaria entre Julián y la editorial.
Nuria se presenta como un segundo componente del mundo editorial, ya que trabaja toda su vida en este sector, cumpliendo una función de secretaría pero siempre vinculada a este mundo. Contando además con un padre aficionado totalmente a la literatura, tanto así que es el guardián del Cementerio de los Libros Olvidados. Por lo tanto, se puede decir que la familia Monfort está muy ligada al mundo del libro, ayudando padre e hija a conservar y proteger las novelas de Carax.
El tercer personaje relacionado con el mundo editorial es Miquel Moliner, amigo de la infancia de Carax y esposo de Nuria. Este personaje, de familia adinerada, dedica su vida al mundo de la traducción de obras y la publicación de pequeños escritos en el periódico. Además, con el dinero que hereda de su familia cumple la función de mecenas de Julián, ya que sin este saberlo paga los costes de producción de sus novelas a la editorial Cabestany, para que a pesar de sus pocas ventas se sigan publicando sus novelas. Es la forma que tiene Miquel de ayudar a su amigo después de no haber podido hacerlo cuando eran jóvenes.
El papel de mecenas ha existido durante muchos años, principalmente cuando los libros estaban reservados para las altas esferas, ya que eran los únicos que podían pagarlos y era el papel de estos mecenas apoyar financieramente a los escritores o artistas para que pudieran seguir con su trabajo a pesar de la poca demanda y difícil producción de los libros.
Otro de los personajes que se puede encontrar en esta novela que representa el mundo de los libros es el Sr. Sempere, padre de Daniel. Este personaje posee una librería, el último paso que ha de recorrer un libro antes de llegar a su lector. En concreto esta librería se encarga de conseguir ejemplares de todo tipo a petición de su clientela, de este trabajo se encargará maravillosamente el personaje de Fermín, el cual gracias a sus dotes detectivescas es capaz de encontrar todo tipo de obras.
Relacionado con el anterior, cabe destacar al personaje de Isaac, padre de Nuria, el cual se puede decir que hace las funciones de bibliotecario del Cementerio de los Libros Olvidados, además de portero del lugar. La biblioteca, al igual que las librerías, es un lugar repleto de obras donde el lector acude en busca de su nuevo pasatiempo para los próximos días. En este caso, el Cementerio de los Libros Olvidados es un lugar especial que está más dirigido a la conservación de las obras que a su préstamo, por lo que también se puede concluir que se trata de una especie de archivo el cual pretende preservar todo tipo de obras para que estas no sean olvidadas.
No se debe excluir el concepto propio del libro el cual aparece de forma constante en la novela, mezclando novelas inventadas como las de Carax, con novelas reales las cuales ayudan además a formar un ambiente y contexto más rico.
Algunos de los ejemplos de la representación de las novelas en la obra son los siguientes:
Ficticios
La sombra del viento, Julián Carax (p. 21)
La casa roja, Julián Carax (p. 35)
El ladrón de catedrales, Julián Carax (p. 38)
Reales
Curial e Güelfa (p. 98)
Tess d’Urbervilles, Thomas Hardy (p. 226)
En relación con el apartado de los libros, como bien explica Sánchez (2016), durante esta época, el mundo del libro sufrió un gran cambio ya que la censura tanto por parte del régimen como por parte de la iglesia era una constante que algunos escritores evitaban con ingenio y otros la sufrían en silencio. Esta censura también hizo más difícil la importación y exportación de obras, dificultando así el acceso a obras sin censura o con ideas nuevas de otras naciones.
Este tema es una constante en la novela, lo rodea todo y lo afecta retorciendo a algunos personajes y apagando a otros. Entre los primeros se encuentra Fumero, un niño con tendencias obsesivas cuyos padres nunca cuidaron, dando como resultado un hombre sin escrúpulos el cual hará todo aquello que necesite, como cambiar de bando en mitad de la guerra, para quedarse siempre en el lado ganador y para beneficiarse a sí mismo. En el otro lado de la balanza, se encuentra el padre de Daniel, que perdió a su mujer poco después de la guerra y con ella su alegría.
En la novela, Zafón constantemente usa este contexto para atacar a todas las injusticias sufridas por los habitantes de Barcelona en esa trágica época. Fumero forma parte de la representación de la brutalidad policial y la corrupción política, que es una constante en la novela y que sufre, por ejemplo, el personaje de Fermín.
Otro de los personajes que padece esta persecución policial y social es Federico, el relojero del barrio de Daniel. Este personaje disfruta del travestismo escudado en bares y garitos de los bajos fondos, pero un día es capturado y torturado por la policía para luego dejarlo derrotado en mitad del barrio. De esta forma, Zafón ha querido representar toda la persecución contra la homosexualidad durante aquella época y que por desgracia sigue ocurriendo, aunque en menor medida a día de hoy.
—Don Federico es el relojero del barrio, una excelente persona y dudo mucho de que sea un maleante.
—Hablaba de maricones. Me consta que la moñarra esa frecuenta su establecimiento, supongo que para comprarles novelillas románticas y pornografía.
—¿Y puedo preguntarle a usted qué le importa?
Por toda respuesta extrajo su billetero y lo tendió abierto sobre el mostrador. Reconocí una tarjeta de identificación policial mugrienta con el semblante del individuo, algo más joven. Leí hasta donde decía «Inspector jefe Francisco Javier Fumero Almuñiz».
—Joven, a mí hábleme con respeto o les meto a usted y a su padre un paquete que se les va a caer el pelo por vender basura bolchevique. ¿Estamos? (pp. 173-174)
El amor une a las personas de maneras inimaginables y de esta misma forma el amor une a dos parejas que deberán vivir aventuras parecidas en la misma ciudad años después. Estas dos parejas, separadas por el tiempo, se reflejarán la una en la otra como un espejo. La unión de estas estará marcada por nada más y nada menos que la literatura y, en el caso de la pareja formada por Beatriz y Daniel, también por la curiosidad de ambos por descubrir quién es Julián Carax y esto los llevará, sin el saberlo, a vivir grandes aventuras en busca de este misterioso escritor fantasma.
Igual que en su día Carax conoció a la que sería la mujer de su vida, Penélope, Daniel encuentra a su media naranja, Beatriz, junto a la que irá investigando todos los misteriosos sucesos que sufrió la primera pareja. Esto los llevará juntos hasta el final de estas aventuras, momento en el que Daniel estuvo a punto de morir en los brazos de su amada.
Zafón con estas dos parejas desea transmitir el amor más puro y fuerte que existe, el amor de dos jóvenes inocentes, los cuales acabarán de formas muy distintas. Mientras la pareja más antigua acaba separada y destrozada, llegando a morir ella y el hijo de ambos sin que el padre lo supiera, la pareja más joven, superará todos los impedimentos de la familia de ella y conseguirán unir sus vidas en una sola, formando una familia con un hijo llamado Julián, en honor al escritor que de cierto modo unió sus vidas.
Estas dos parejas no son las únicas que representan el amor en la obra, se pueden encontrar muchos otros ejemplos, entre ellos está la pareja de Fermín y Bernarda, criada de Barceló; esta pareja es totalmente distinta a las dos anteriores ya que son dos personas adultas y su relación no cuenta con el febril fervor de la juventud, pero, a pesar de ello, Fermín cambiará toda su vida esforzándose por ascender en la escalera social para poder ser un buen marido y posible padre para su amada.
Por otro lado, coexiste también en la obra, el amor no correspondido, el principal caso de esto es el de Nuria, la cual ama a Julián, pero el corazón de este pertenecía a Penélope. Es por ello que Nuria apoya a este personaje a lo largo de su vida a pesar de no recibir lo que ella quiere, solo por el hecho de poder estar junto a él. Es así como acaba cuidando de él tras sufrir las quemaduras.
También existe este amor en otro personaje más, Fumero, el cual estaba enamorado de Penélope, pero esta amaba a Carax y desconocía siquiera la existencia de Fumero. Para finalizar, hay que nombrar el personaje de Miquel, amigo de la infancia de Julián, que está enamorado de Nuria, de hecho, llegan a vivir juntos, pero para ella son solo amigos. Hace el papel de novia por lástima ya que la salud de Miguel no era muy buena y no tardó en fallecer.
Análisis del tiempo y el espacio
El espacio y el tiempo se encuentran fuertemente unidos en todas las novelas y aún más en esta obra escrita por Zafón, la cual, al contar con rasgos de la novela histórica, hace que aún cobre más importancia esta unión, que definió Bajtin como cronotopo, unión de dos palabras provenientes del griego, kronos (tiempo) y topos (espacio), este es definido por él mismo como “la conexión esencial de relaciones temporales y espaciales asimiladas artísticamente en la literatura.” (Bajtin, 1989). Un claro ejemplo de este concepto en la novela es el castillo de Montjuic, el cual será analizado más adelante.
Espacio
Zafón dedica una parte importante de su redacción a la descripción de los lugares en los cuales se encuentran los personajes, no solo de forma objetiva, si no que añade en gran cantidad de ocasiones, adjetivos que pretenden dar una atmósfera a la situación. Esto se puede ver desde el principio de la novela:
Desgranaban los primeros días del verano de 1945 y caminábamos por las calles de una Barcelona atrapada bajo cielos de ceniza y un sol de vapor que se derramaba sobre la Rambla de Santa Mónica en una guirnalda de cobre líquido. (p. 11)
El autor barcelonés da vida a sus lugares, haciendo que dejen de ser un mero espacio que cerca a los personajes para convertirse en una parte importante del relato, algunos de los lugares que reflejan este pensamiento son las casas, a las cuales Zafón da gran valor. Este aspecto puede ser observado al analizar la gran cantidad de ocasiones en las cuales los sucesos narrados acontecen allí, como la casa de Daniel, la casa de Nuria, la casa de Barceló y la mansión de los Aldaya. De todas estas la más destacable es la última, ya que lo sucedido en esa mansión ha cambiado la vida de los dos protagonistas de esta novela, Daniel y Julián. Es en esta mansión donde los hijos de ambos son concebidos y donde la gran pelea contra Fumero acaba con su muerte.
Además, son estos hogares los cuales el escritor da más importancia llegando a cambiarlos según los sentimientos del protagonista, como se pude observar con el piso de Barceló, al entrar por primera vez Daniel lo describe como un lugar misterioso plagado de lugares por descubrir, pero cuando este coge confianza con sus habitantes pasa a ser un lugar lleno de luz y vida, pasando a ser un lugar tenebroso y lúgubre cuando descubre a Clara en la cama con su profesor de piano. Estos cambios están relacionados directamente con los sentimientos del protagonista, lo cual hace que el lector conecte con el personaje permitiéndole ponerse una especie de gafas que le permiten ver los lugares igual que él.
Seguí a la Bernarda a través de una galería rebosante de follaje y especímenes del trópico que constituían un verdadero invernadero. El acristalado de la galería tamizaba una luz dorada de polvo y vapor. El aliento de un piano flotaba en el aire, lánguido y arrastrando las notas con desabrigo. (p. 56)
En la penumbra intermitente de la tormenta, el piso de Barceló se me antojaba cavernoso y siniestro, distinto del que había aprendido a considerar mi segunda casa. (p. 78)
Estos cambios también pueden ser vistos en la mansión Aldaya, la cual tiene nombre propio, El ángel de bruma, que lo dota de cierta personalidad y así se puede ver ya que este palacete embrujado ha ido acabando con todos sus inquilinos hasta quedarse vacío. El simbolismo de la casa, como bien describe Cirlot (1992, p. 120), representa un fuerte vínculo entre casa, cuerpo y pensamientos humanos. En cuanto a La sombra del viento, en la mansión Aldaya, se puede encontrar un claro reflejo de la situación de la familia Aldaya en las palabras con las que la describe Daniel la primera vez que llega a verla.
Más allá, entre los velos de maleza, se adivinaba una escalinata de mármol quebrada y cubierta de escombros y hojarasca. La fortuna y gloria de los Aldaya habían cambiado de dirección hacía mucho tiempo. Aquel lugar era una tumba. (p. 182)
Como Cirlot (1992, p. 120) afirma, la fachada de las casas está relacionada con la máscara que se pone una persona, es decir, cómo se deja ver por el resto del mundo, en este caso todo el mundo puede ver que la familia Aldaya, no es más que un cadáver de la gran familia que un día llegó a ser.
Otro lugar recurrente en la obra es el castillo Montjuic donde fueron asesinadas muchas personas durante la Guerra Civil y el franquismo. Como se explicó al inicio de este capítulo, este castillo es una clara muestra del cronotopo, un mismo lugar cambia radicalmente según la época siendo asesinados entre sus paredes un bando u otro. El lugar ha evolucionado con el tiempo pasando de significar un lugar de victoria durante la primera época a un espacio oscuro y tenebroso durante el franquismo. Esta unión de espacio y tiempo es la que dota a este lugar de un aura tan especial, así mismo se puede observar este suceso también en el palacio de los Aldaya y muchos otros lugares de la obra de Zafón.
Relacionado con el castillo Montjuic, cabe mencionar el cementerio de Montjuic, en el cual se encuentran enterradas la madre de Daniel, Nuria y Miquel. Este lugar aparece siempre descrito bajo una lluvia y de forma oscura y tenebrosa:
Una tarde de lluvia en la ladera este del cementerio de Montjuïc, mirando al mar entre un bosque de mausoleos imposibles, un bosque de cruces y lápidas talladas con rostros de calaveras y niños sin labios ni mirada, que hedía a muerte, las siluetas de una veintena de adultos que sólo conseguía recordar como trajes negros empapados de lluvia y la mano de mi padre sosteniendo la mía con demasiada fuerza, (…) (p. 376)
En cuanto a otro de los lugares más importantes de la obra, se debe hablar del Cementerio de los Libros Olvidados; esta especie de biblioteca secreta tiene la función de conservar un ejemplar de tantas obras como sea posible, con el afán de conservarlas a lo largo de los años sin importar su naturaleza. Este lugar tiene un aura mística que lo rodea, comenzando por el desconocimiento del tiempo en el que fue construido y, por supuesto, por su forma, la cual asemeja más a un laberinto que a una biblioteca. Es tanto así que cuando Daniel esconde La sombra del viento, debe marcar el camino como en un laberinto para no olvidar el camino.
Una de las peculiaridades que suceden en esta obra de Zafón es el lugar de la muerte de los personajes principales de la obra. La primera de todos Nuria, asesinada en plena calle:
La policía busca al indigente que asesinó esta tarde a puñaladas a Nuria Monfort Masdedeu, de treinta y siete años de edad y vecina de Barcelona.
(…) El asalto, que tuvo lugar en las inmediaciones de un colegio, fue presenciado por varios alumnos que alertaron al profesorado de la institución, quien a su vez llamó a la policía y a una ambulancia. (p. 424)
Para continuar, está Miquel, que con su muerte ayuda a sobrevivir a Carax:
El impacto, como un martillazo sordo que se llevó el sonido y el color de las cosas, le lanzó contra la cristalera. Al atravesarla y advertir que un frío intenso le trepaba por la garganta y la luz se alejaba como polvo en el viento, Miquel Moliner volvió la mirada por última vez y vio a su amigo Julián correr calle abajo. Tenía treinta y seis años, más de los que había esperado vivir. Antes de desplomarse sobre la acera sembrada de cristal ensangrentado, ya estaba muerto. (p. 510)
Por último, se encuentra la muerte de Fumero, el cual sirve como final de toda la trama relacionada al pasado:
Coubert lo arrastraba sin piedad hacia el portón, cómo sus rodillas golpeaban los escalones de mármol y la nieve le escupía en el rostro, cómo el hombre sin rostro le aferraba del cuello y, alzándolo como un títere, lo lanzaba contra la fuente helada, cómo la mano del ángel atravesaba su pecho y lo ensartaba y cómo el alma maldita se le derramaba en vapor y aliento negro que caía en lágrimas heladas sobre el espejo mientras sus párpados se agitaban hasta morir y sus ojos parecían astillarse con arañazos de escarcha. (p. 579)
Los tres mueren en el exterior, a pesar de que en dos de los casos la pelea sucede en el interior de un café y de la mansión Aldaya, la muerte llega en el exterior. Además, todas estas muertes se producen de manera violenta. Del mismo modo se pude incluir en este curioso apartado la muerte de Sanmartí el director de la editorial que acosaba a Nuria y que fue asesinado brutalmente por Carax y cuyo cuerpo aparece en un paseo:
Un cuerpo había sido hallado en un banco en el paseo del Borne, contemplando la basílica de Santa María del Mar sentado con las manos cruzadas sobre el regazo. Una bandada de palomas que le picoteaban los ojos llamó la atención de un vecino, que alertó a la policía. El cadáver tenía el cuello roto. La señora Sanmartí lo identificó como el de su esposo, Pedro Sanmartí Monegal. (p. 547)
La muerte, según explica Cirlot (1992, p. 312), tiene en ocasiones un carácter de liberación, que uniendo a los ejemplos expuestos, se puede deducir que el alma es liberada en el exterior para que así sea más fácil para esta alcanzar el cielo, siguiendo las creencias cristianas, las cuales tienen el cielo como lugar donde va a pasar el alma de la persona tras morir.
Continuando con los espacios más comunes de la obra, se ha de nombrar la librería Sempere la cual pertenece al padre de Daniel y anteriormente a su abuelo. Este negocio familiar vuelve a unir a los libros con la obra, permitiendo así que Daniel crezca rodeado de estos creando un amor por los mismo que solo es aumentado, incluso más, desde el día que descubrió la obra de Julián Carax. Este lugar es el foco de muchas conversaciones entre Daniel, Fermín y su padre, por lo que aparece en numerosas ocasiones a lo largo de la novela. Daniel le guarda un gran cariño a este lugar y así lo demuestra al describirlo en las primeras páginas:
El piso estaba situado justo encima de la librería especializada en ediciones de coleccionista y libros usados heredada de mi abuelo, un bazar encantado que mi padre confiaba en que algún día pasaría a mis manos. Me crié entre libros, haciendo amigos invisibles en páginas que se deshacían en polvo y cuyo olor aún conservo en las manos. (p. 12)
Por último, he de mencionar la importancia de la ciudad parisina en la obra, esta ciudad aparece como lugar de exilio de Carax al huir de Barcelona, pero aquel lugar que debería servir de escape para la pareja se convierte en una tumba para el solitario Carax, tras tener que alejarse de su amada y vivir en la miseria en una ciudad desconocida. A pesar de ello, este lugar acoge el amor de Carax y Nuria durante su breve aventura en la ciudad del amor. Esto puede ser observado en las páginas 453 y 461:
Julián me esperaba despierto. Me desnudó sin decir nada e hicimos el amor por última vez. Cuando me preguntó por qué lloraba le dije que eran lágrimas de felicidad. Más tarde cuando Julián bajó a buscar algo de comida, hice el equipaje y dejé el estuche con la pluma sobre su máquina de escribir. (pp. 460-461)
Tiempo
El tiempo es uno de los apartados más importantes en la novela de Zafón, es por ello que previamente se ha denominado a la novela como histórica, ya que el momento de la misma no es solo usado como un contexto para dar vida a sus personajes, si no que tiene mucho más que aportar a la trama.
La novela comienza en junio de 1945, cercana al final de la Segunda Guerra Mundial. El espacio que se describe corresponde a esta época de oscuridad, ya que este evento coincide con el fin de la primer etapa del franquismo en España, lo cual frenó el avance del proceso de fascistización de la nación. Es en el día de su cumpleaños cuando su padre lo lleva al Cementerio de los Libros Olvidados, donde escoge La sombra el viento y con ella descubre a Julián Carax, un misterioso escritor del cual se conoce muy poco y cuya búsqueda le llevará a vivir muchas aventuras.
Durante los siguientes cuatro años, hasta 1953, Daniel desarrollará su relación con Clara, la cual Zafón narra de forma breve. Es en este último año en el que, durante la celebración del día de cumpleaños Daniel, conoce a Laín Coubert y descubre a Clara en la cama con otro hombre, por lo que se convierte en una de las peores noches de su vida. Pero no todo es malo, también recupera la novela que le dejó a Clara y que vuelve a esconder en el Cementerio de los Libros Olvidados, conoce a su futuro gran amigo, Fermín, aunque aún no sabe lo importante que se volverá este mendigo en su vida, y por último recibe como regalo de su padre la pluma estilográfica que tanto deseó de pequeño.
Es desde este último evento hasta el 1954 que suceden todos los acontecimientos importantes relacionados con la búsqueda de Carax, pero durante este relato se entremezclan distintos momentos del pasado narrados por otros personajes o a través de cartas. Estos episodios son:
* Daniel narra su etapa escolar y el momento en el que conoció a Tomas Aguilar en un encuentro desafortunado en el colegio, el cual, a pesar de todo, los convirtió en mejores amigos.
* La niñez de Julián Carax (1899 - ¿?), cuando es en cierto modo adoptado por Ricardo Aldaya, su verdadero padre a pesar de que Julián no sabe nada. La etapa escolar, donde conoce a sus amigos, Miquel, Jorge, Fernando y Javier Fumero, con los cuales acabará en malos términos, con todos menos con Miquel, por culpa de su enamoramiento con Penélope, la hermana de Jorge y de la cual Javier estaba enamorado.
* Se narra también la vida de los Aldaya en la mansión de la avenida del Tibidabo desde 1900 a 1921, narrados por Jacinta, la criada de la casa y cuidadora de Penélope. Posteriormente, en la carta de Nuria, se retoma la historia vivida en aquella mansión, donde murieron la señora Aldaya, Penélope y su hijo, quedando la familia destrozada. En 1926, Jorge y su padre huyen a Argentina buscando una vida mejor, pero su padre se suicida, lanzándose al mar, dos días antes de llegar al país.
* En 1936, Jorge vuelve a Barcelona donde, por casualidad, se encuentra con Fumero, el cual lo ayudará para posteriormente usarlo para sus propios propósitos, principalmente encontrar a Carax y acabar con su vida, ya que el principal vínculo que los une es su odio hacia Carax y sus ansias de venganza.
* Daniel vuelve a viajar al pasado para recordar el día del entierro de su madre, que sucedió durante su quinto cumpleaños en 1939.
* Una de las partes más importantes en cuanto al salto del tiempo y por su importancia en la historia es la carta de Nuria en la cual narra su vida desde 1933 hasta 1954, contándole a Daniel todo lo relacionado con Julián y su amigos, en especial Miquel, con el que llegó a casarse. Esta carta es fundamental para la trama y supone un episodio retrospectivo, ayudando a que Daniel descubra toda la verdad detrás de la historia de Carax, conociendo al fin qué fue del autor tras su vuelta a Barcelona.
Es en esta carta donde se narran eventos como cuando conoció a Carax, a Miquel o Fumero, además de hacer saltos al pasado para contar la relación de Sophie con Ricardo. Otro de los sucesos que aclara esta parte del relato es qué acontecimientos llevaron a Penélope a no poder seguir a Julián a París. Se aclaran además, momentos tan importantes como la vuelta de Julián a Barcelona y qué sucedió con él y sus libros durante los próximos años hasta llegar a la actualidad de Daniel.
El libro vuelve a hacer otro salto temporal hasta 1955. Daniel se encuentra leyendo la carta de Nuria. Tras esto va en busca de Bea, que no encuentra en su casa pero descubre que está embarazada. Sin embargo, sí lo encuentran a él Fermín y Federico, quienes lo llevan a su escondite. Una vez repuesto, Daniel se marcha a escondidas para buscar a Bea en el caserón de los Aldaya, donde encuentra no solo a Bea si no a Julián y, por último, aparece Fumero. Es aquí, donde tras una pelea, Fumero acaba muerto y Daniel muy malherido.
Zafón vuelve a saltar en el tiempo hasta el 27 de noviembre de 1955 cuando Daniel se despierta en el Hospital. Esa misma noche ve a Julián por última vez llevándose la pluma estilográfica.
El último salto temporal antes del prólogo traslada al lector a marzo de 1956, cuando Daniel se casa con Bea. Pero antes de la boda, cumpliendo su palabra, Fermín y Daniel le llevan al hombre del asilo a Rociíto, una mujer de compañía, ya que este era el último deseo del hombre, dejando así zanjados todos los asuntos pendientes antes de la boda.
Para finalizar, Zafón salta en el tiempo diez años más hasta 1966, para revelar qué ha sido de los personajes tras el paso del tiempo. Mostrando así toda la felicidad que al fin pudieron alcanzar los personajes, dejando atrás los oscuros días de la guerra y la posguerra.
Personajes
Este capítulo dividirá el análisis de los personajes en tres apartados, el primero y principal, el protagonista donde se explica la importancia del protagonista y narrador de la obra, Daniel, en segundo lugar se pasa a recoger los personajes principales que acompañan a Daniel de una u otra forma a lo largo de la novela y por último se menciona aquellos personajes episódicos que ayudan a descubrir el misterio aportando su pieza del puzle final.
Daniel Sempere es un niño de 11 años cuando comienza la obra, nacido en el 1934, la historia sigue sus aventuras amorosas con Clara hasta sus 20, donde se centrará en conocer la historia de Julián Carax, lo cual corresponde a la mayor parte de la obra. Al final de la novela Zafón hace un salto de diez años para contar todo lo acontecido con los personajes de la obra y cómo han cambiado sus vidas desde la boda de Daniel y Bea:
Julián Carax concluye La Sombra del Viento con una breve memoria para hilvanar los destinos de sus personajes años más tarde. He leído muchos libros desde aquella lejana noche de 1945, pero la última novela de Carax sigue siendo mi favorita. Hoy, con tres décadas a mis espaldas, ya no tengo esperanzas de cambiar de opinión.
Mientras escribo estas líneas sobre el mostrador de la librería, mi hijo Julián, que mañana cumple diez años, me observa sonriente e intrigado por esa pila de cuartillas que crece y crece, quizá convencido de que su padre también ha contraído esa enfermedad de los libros y las palabras. Julián tiene los ojos y la inteligencia de su madre, y me gusta creer que quizá posee mi ingenuidad. Mi padre, que tiene dificultad para leer los lomos de los libros aunque no lo admita, está arriba en casa. Muchas veces me pregunto si es un hombre feliz, en paz, si nuestra compañía le ayuda o si vive dentro de sus recuerdos y de esa tristeza que siempre le ha perseguido. Bea y yo llevamos la librería ahora. Yo llevo las cuentas y los números. Bea hace las compras y atiende a los clientes, que la prefieren a ella más que a mí. No les culpo. (p. 599)
Daniel representa perfectamente al género de novela de aprendizaje, ya que al pasar de niño a joven adulto, este descubre todos los misterios de la vida en esos años tan agitados que son la adolescencia y juventud. Descubre el amor, en dos ocasiones, la primera como un niño enamorado de una mujer mayor, Clara, y una segunda vez en la que el amor es correspondido por la que será su esposa, Beatriz. También aprende sobre la traición, la tristeza y, en general, la dureza de la sociedad de la época. Daniel no duda en mostrar sus sentimientos durante la novela, su amor, su tristeza, su incertidumbre para elegir su camino, todo ello es expresado con cuidado por Zafón, haciéndolo todo lo real posible.
Otro de los motivos que llama la atención del personaje, es la similitud de su historia amorosa con respecto a la de Julián Carax, ambos se enamoran de la hermana de sus amigos, por lo que son rechazados por la familia de ella (pp. 478 y 561), en el caso de Julián la historia acaba con la muerte de su novia y su hijo, pero Daniel consigue evitar eso y tener un final feliz, casándose con Bea y teniendo un hijo que llamarán Julián en honor al escritor. Esta similitud hace al lector plantearse en ocasiones si el personaje de Julián es real o si Daniel tendrá el mismo final, ya que todo sigue la misma línea. Pero no es hasta el final cuando se descubre que a pesar de ser dos historias parecidas tienen un final completamente distinto.
El personaje que une toda la historia y que la narra desde su propia perspectiva es Daniel, este da vida a la obra a través de sus ojos. Zafón presenta un personaje que, a pesar de tratarse del héroe de la historia, no deja de ser persona y por ello tiene sentimientos, tanto la pasión, el amor, como el terror o la tristeza, esto hace que el lector pueda sentir, junto a las precisas descripciones del ambiente, lo mismo que siente Daniel, pudiendo ponerse en su piel y, por lo tanto, haciendo que deje de ser el personaje de un libro para ser un humano de carne y hueso.
La importancia de este personaje se puede ver claramente desde el comienzo de la obra, ya que este va a ser el narrador de la misma, además que principalmente, exceptuando un par de momentos donde los narradores son otros personajes, Daniel va a ser los ojos y oídos del lector.
En este apartado se hablará de aquellos personajes principales de la obra aparte de Daniel, los cuales ayudan a este a descubrir la historia de Carax o que pertenecían a la época de este.
Carax
El primero que hay que nombrar es el mismísimo Julián Carax, escritor de la novela La sombra del viento. Su vida será descubierta poco a poco por Daniel, uniendo los fragmentos que este consigue de otros personajes a lo largo de la obra. La vida de Carax estuvo llena de altibajos hasta que conoció a Penélope, el amor de su vida, la cual le traerá más amor del que ha podido experimentar en toda su corta vida, pero junto a ese amor llegarán las desgracias, la primera tener que separarse de ella por el riesgo de las repercusiones en la familia de ella, pero con la esperanza de juntarse tiempo después. Dado que esto no pudo ser posible, Carax tuvo que vivir solo en París durante años hasta que se vio obligado a huir de Francia y volver a Barcelona donde buscó a Penélope, pero solo encontró su tumba y la de su hijo, el cual desconocía su existencia. Esto lo llevó a convertirse en un alma en pena que casi muere en un incendio provocado por el mismo (p. 525).
Su afán por destruir todo su legado, los libros, lo transformó en su propio personaje Laín Coubert, el cual vagará por Barcelona y otras ciudades destruyendo todos sus libros, pero un día, tras pensar que todos habían sido destruidos, encontró un ejemplar más que poseía un niño que lo valoraba de verdad, este era Daniel, así fue como sus vidas se unieron y Carax volvió a convertirse en una persona normal poco a poco mientras seguía la pista del niño.
Julián, que seguía persiguiendo la sombra de sus propias palabras, no tardó en oír el rumor. Supo así que Gustavo Barceló no tenía el libro, pero que al parecer el ejemplar era propiedad de un muchacho que lo había descubierto por accidente y que, fascinado por la novela y por su enigmático autor, se negaba a venderlo y lo conservaba como su más preciada posesión. Aquel muchacho eras tú, Daniel.
—Por el amor de Dios, Julián, no irás a hacerle daño a un crío… —murmuré, no muy segura.
Julián me dijo entonces que todos los libros que había robado y destruido habían sido arrebatados de las manos de quienes no sentían nada por ellos, de gentes que se limitaban a comerciar con ellos o que los mantenían como curiosidades de coleccionistas y diletantes apolillados. Tú, que te negabas a vender el libro a ningún precio y tratabas de rescatar a Carax de los rincones del pasado, le inspirabas una extraña simpatía, y hasta respeto. Sin tú saberlo, Julián te observaba y te estudiaba.
—Quizá, si llega a averiguar quién soy y lo que soy, también él decida quemar el libro.
Julián hablaba con esa lucidez firme y tajante de los locos que se han librado de la hipocresía de atenerse a una realidad que no cuadra.
—¿Quién es ese muchacho?
—Se llama Daniel. Es el hijo de un librero al que Miquel solía frecuentar en la calle Santa Ana. Vive con su padre en un piso encima de la tienda. Perdió a su madre de muy pequeño.
—Parece que estés hablando de ti.
—A lo mejor. Ese muchacho me recuerda a mí mismo.
—Déjale en paz, Julián. Es sólo un niño. Su único crimen ha sido admirarte.
—Eso no es un crimen, es una ingenuidad. Pero se le pasará. Quizá entonces me devuelva el libro. Cuando deje de admirarme y empiece a comprenderme. (pp. 551-552)
Tras acabar con la vida de Fumero, todo lo que le unía a ese pasado había desaparecido y pudo olvidar todo aquel sufrimiento dando un paso adelante y seguir con la escritura, entregando a Daniel un ejemplar dedicado diez años después.
Fumero
Francisco Javier Fumero fue amigo de Carax en su infancia, pero este también se encontraba enamorado de Penélope lo cual desató en él la locura que llevaba dentro al ver que no podía tenerla y su amigo sí. Fumero ya era un niño trastornado, capaz de llegar a matar a su madre sin sentir nada y desde entonces su comportamiento fue cada vez más cruel, vendiéndose al mejor postor durante la Guerra Civil y uniéndose a los vencedores al final de la misma. Convertido en un inspector de la policía perseguirá a Julián y a todos los que le puedan llevar a él, como Daniel, para acabar con el que le hizo tanto daño en su infancia. Sin embargo, morirá a manos de este mismo hombre tras casi matar a Daniel.
El papel de este personaje en la obra es el de representar toda la crueldad que puede albergar una persona a la vez que muestra la crueldad de la sociedad de la posguerra, la corrupción y la violencia que se vivía en aquella Barcelona:
Fumero permaneció inmóvil durante casi medio minuto, hurgándome la cara con el revólver y relamiéndose los labios.
—Lerma —ordenó—. Eche un vistazo.
Uno de los agentes se apresuró a inspeccionar el piso. Mi padre forcejeaba en vano con el tercer policía.
—Como me hayas mentido y lo encontremos en esta casa, te juro que le rompo las dos piernas a tu padre —susurró Fumero.
—Mi padre no sabe nada. Déjele en paz.
—Tú sí que no sabes ni a lo que juegas. Pero en cuanto trinque a tu amigo, se acabó el juego. Ni jueces, ni hospitales, ni hostias. Esta vez me voy a encargar personalmente de sacarle de la circulación. Y voy a disfrutar haciéndolo, créeme. Me voy a tomar mi tiempo. Se lo puedes decir si lo ves. Porque voy a encontrarle aunque se esconda debajo de las piedras. Y tú tienes el siguiente número. (p. 422)
Nuria
El personaje de Nuria es el encargado de unir las historias de Carax y Daniel, contándole al último en una carta toda su vida y la de Julián, lo que descubrirá al lector todos aquellos misterios que quedaban por resolver en una extensión bastante considerable de la novela, tomando así la voz del narrador. Es por todo ello que se puede considerar uno de los personajes más importantes de La sombra del viento.
Nuria ejerce el papel de vínculo entre pasado y presente, siendo prácticamente un mero espectador en toda la obra para poder tomar el papel de narrador al final de su vida, ya que tras escribir la carta a Daniel es asesinada. Este trágico final era ya esperado por ella, como se puede observar en el final de la carta:
Cuando leas estas palabras, esta cárcel de recuerdos, significará que ya no podré despedirme de ti como hubiera querido, que no podré pedirte que nos perdones, sobre todo a Julián, y que cuides de él cuando yo no esté ahí para hacerlo. Sé que no puedo pedirte nada, salvo que te salves. Quizá tantas páginas me han llegado a convencer de que pase lo que pase, siempre tendré en ti a un amigo, que tú eres mi única y verdadera esperanza. De todas las cosas que escribió Julián, la que siempre he sentido más cercana es que mientras se nos recuerda, seguimos vivos. Como tantas veces me ocurrió con Julián, años antes de encontrarme con él, siento que te conozco y que si puedo confiar en alguien, es en ti. Recuérdame, Daniel, aunque sea en un rincón y a escondidas. No me dejes ir.
NURIA MONFORT (p. 555)
Estuvo enamorada de Julián desde que lo conoció y a pesar de tener una aventura con él en París, el corazón del hombre solo pertenecía a Penélope, por lo que a pesar de ser compañeros de vida durante una época en Barcelona, no era amor lo que envolvía a la pareja.
Beatriz
Este personaje cumple el papel de la imagen de Penélope en el presente, hija de familia adinerada y hermana del mejor amigo de su amor, Beatriz acompañará a Daniel en la búsqueda de la verdad sobre Carax. Esta pareja pasará de llevarse mal a convertirse en dos almas gemelas que se unirán para compartir una vida y un hijo. El inicio de su relación fue embriagador, característico del amor juvenil, pero la familia de ella no aceptará tan fácilmente esta unión hasta el final de la novela donde se casan y todos hacen las paces.
Bea Aguilar era el vivo retrato de su madre, y la niña de los ojos de su padre. Pelirroja y pálida a morir, se la veía siempre enfundada en carísimos vestidos de seda o lana fresca. Tenía el talle de maniquí y caminaba erguida como un palo, pagada de sí misma y creyéndose la princesa de su propio cuento. Tenía los ojos azul verdoso, pero ella insistía en decir que eran de color «esmeralda y zafiro». Pese a haber pasado un montón de años en las teresianas, o quizá por eso mismo, cuando su padre no miraba, Bea bebía anís en copa alta, gastaba medias de seda de La Perla Gris y se maquillaba como las vampiresas cinematográficas que perturbaban el sueño de mi amigo Fermín. Yo no podía verla ni en pintura, y ella correspondía a mi franca hostilidad con lánguidas miradas de desdén e indiferencia. (pp. 124-125)
Bea es una mujer fuerte, al igual que lo fue Penélope, y hace todo lo posible por quedarse al lado de Daniel, a pesar del rechazo de la relación por parte de su familia, la pasión los llevará a concebir un hijo en mitad de la aventura lo cual enfureció aún más a su padre y su hermano, pero este hijo unirá inclusive más a la pareja. En honor al escritor, este niño lleva el nombre de Julián, del cual no se supo nada más después de la trágica noche en el palacio Aldaya.
Fermín
Fermín es otro de los personajes principales de esta novela, será el encargado no solo de guiar y de ayudar a Daniel durante la búsqueda de la historia de Carax, sino que también hará el papel de amigo y confesor, cuando este sufre de amor por Beatriz. A pesar de que Fermín aparece al principio como un mendigo este se transformará en un hombre decente gracias al trabajo que le da el padre de Daniel en la librería, el cual, gracias a sus habilidades detectivescas, realizará a la perfección. Además también tendrá como motor para el cambio el afecto por Bernarda la cridada de Barceló, por la cual hará un gran enfuerzo para ser merecedor de su amor, planteándose incluso si sería un buen padre de familia, como así le pregunta a Daniel en la obra:
—¿Puedo hacerle una pregunta de índole personal, Daniel?
—Por supuesto.
—Le ruego me responda con toda sinceridad —dijo y carraspeó—. ¿Usted cree que yo podría llegar a ser padre?
Debió de leer la perplejidad en mi rostro y se apresuró a añadir:
—No quiero decir padre biológico, porque se me verá algo enclenque pero gracias a Dios la providencia ha querido dotarme la potencia y la furia viril de un miura. Me refiero a otro tipo de padre. Un buen padre, ya sabe usted.
—¿Un buen padre?
—Sí. Como el suyo. Un hombre con cabeza, corazón y alma. Un hombre que sea capaz de escuchar, guiar y respetar a una criatura, y de no ahogar en ella sus propios defectos. Alguien a quien un hijo no sólo quiera por ser su padre, sino que lo admire por la persona que es. Alguien a quien quiera parecerse. (pp. 231-232)
En este apartado de los personajes se va a explicar el papel de aquellos personajes que aparecen en pocas ocasiones pero que tienen cierta relevancia para la historia, tanto en la de Daniel como en la de Julián.
Sr. Sempere
Este personaje es el padre de Daniel y dueño de la librería Sempere. Es él quien ha despertado desde pequeño la pasión de Daniel por los libros, confiándole el mayor secreto que conoce, el Cementerio de los Libros Olvidados, cuando su hijo cumplió los 11 años. Es allí donde Daniel descubre La sombra del viento. Sempere apoyará a su hijo de la mejor forma que pueda con sus aventuras, tratando de aconsejarle en todo aquello que puede, desde el amor hasta la amistad.
Sempere también es encargado de representar la tristeza por los perdidos durante la guerra, en concreto perdió a su mujer por tuberculosis, lo cual demuestra lo durísima que fue aquella época. Esto también se puede ver al comienzo de la obra con el sufrimiento de Daniel por no poder recordar la cara de su madre ya que esta murió cuando él era pequeño.
—No puedo acordarme de su cara. No puedo acordarme de la cara de mamá —murmuré sin aliento.
Mi padre me abrazó con fuerza.
—No te preocupes, Daniel. Yo me acordaré por los dos.
Nos miramos en la penumbra, buscando palabras que no existían. Aquélla fue la primera vez en que me di cuenta de que mi padre envejecía y de que sus ojos, ojos de niebla y de pérdida, siempre miraban atrás. Se incorporó y descorrió las cortinas para dejar entrar la tibia luz del alba. (p. 12)
Isaac
Padre de Nuria, con la cual mantiene una escasa relación debido a diversos motivos, pero el papel más importante que representa en la obra es de protector del Cementerio de los Libros Olvidados. Es él quien cuida la puerta de este lugar y quien da la bienvenida a Daniel en las tres ocasiones que visita el lugar. También forma parte del puzle al llevar a Daniel hasta su hija la cual tenía información de Carax ya que compartió editorial con él.
Barceló
Amigo de Sempere y, que a pesar de ser rico, se dedica a la compra y venta de libros antiguos, ayuda a Daniel presentándole a Clara, la cual tuvo la oportunidad de leer un libro de Carax y conocía parte de su historia.
Clara
Sobrina de Barceló y ciega desde nacimiento, enamora a Daniel con su madurez y belleza, lo cual llevará a este incluso a pelearse con su padre por pasar tanto tiempo con ella. Sin embargo, el aprecio de Clara era exclusivo para su profesor de piano, Adrián Neri. Tras descubrir este hecho Daniel se distancia y no se vuelven a ver más que un par de veces a lo largo del resto de la novela.
—Puedes salir sin miedo, Daniel. Pese a todas mis maldades, sigo sin poder verte.
—Hola, Clara.
Tendió una toalla limpia hacia mí. Alargué el brazo y la cogí. Me envolví en ella con pudor de colegiala e incluso en la penumbra vaporosa pude ver que Clara sonreía, adivinando mis movimientos.
—No te he oído entrar.
—No he llamado. ¿Por qué te duchas a oscuras?
—¿Cómo sabes que la luz no está encendida?
—El zumbido de la bombilla —dijo—. Nunca volviste a despedirte.
Sí que volví, pensé, pero estabas muy ocupada. Las palabras se me murieron en los labios, su rencor y amargura lejanos, ridículos de repente.
—Lo sé. Perdona.
Salí de la ducha y me planté sobre la alfombrilla de felpa. El halo de vapor ardía en motas de plata, la claridad del tragaluz un velo blanco sobre el rostro de Clara. No había cambiado un ápice de como yo la recordaba. Cuatro años de ausencia no me habían servido de casi nada. (pp. 357-358)
Tomás Aguilar
Amigo desde la infancia de Daniel. A pesar de su accidentado primer encuentro, tendrá un trato variado con él a lo largo de la obra. Al aparecer Clara en la vida de Daniel, se distancian ya que este dedicaba todo su tiempo libre a estar con la chica, pero retoman el contacto al alejarse de ella, hasta que otra mujer se interpone en su amistad, esta vez su propia hermana, Beatriz, de la cual se enamora Daniel, enfadando enormemente a Tomás, sobre todo al enterarse del embarazo de la chica:
—Bea se ha marchado de casa, Daniel. Mis padres llevan dos días buscándola como locos por todas partes y la policía también.
—Pero…
—La otra noche, cuando volvió de verte, mi padre la estaba esperando. Le partió los labios a bofetadas, pero no te preocupes, que se negó a dar tu nombre. No te la mereces.
—Tomás…
—Cállate. Al día siguiente, mis padres la llevaron al médico.
—¿Por qué? ¿Está Bea enferma?
—Enferma de ti, imbécil. Mi hermana está embarazada. No me digas que no lo sabías.
Sentí que me temblaban los labios. Un frío intenso se extendía por mi cuerpo, la voz robada, la mirada atrapada. Me arrastré hacia la salida, pero Tomás me agarró del brazo y me lanzó contra la pared.
—¿Qué le has hecho?
—Tomás, yo…
Se le derribaron los párpados de impaciencia. El primer golpe me arrancó la respiración. Resbalé hacia el suelo con la espalda apoyada contra la pared, las rodillas flaqueando. Una presa terrible me aferró la garganta y me sostuvo en pie, clavado contra la pared
—¿Qué le has hecho, hijo de puta? (pp. 561-562)
Jorge Aldaya
Hermano de Penélope y amigo de Carax cumple el mismo papel que Tomas y no perdona que su amigo esté con su hermana dejando así su relación de lado. Apoya a su padre en la decisión de vengarse de Julián y, tras marchar a Argentina buscando una vida mejor con su padre, vuelve a Barcelona años después, siendo pobre, con el único deseo de acabar con la vida de Julián. Allí se encontrará con Fumero el cual usará su odio para hacerle daño a Julián y, sin saberlo, morirá tras disparar una pistola modificada para explotar por parte de su supuesto compañero.
Penélope Aldaya
Amada de Julián y de familia adinerada cumple un papel muy importante en la vida de este, hasta tal punto que deciden fugarse juntos para poder vivir sin la repercusión de su familia, pero es atrapada y muere durante el parto del hijo de los dos, pero todo esto fue ocultado a Julián. Lo que ellos no sabían es que eran hermanos por parte de padre, ya que la madre de Julián lo concibió con Ricardo, quién no se hizo cargo del niño.
Dejaron atrás la biblioteca y se alejaron hacia la puerta principal, rumbo a los jardines. Al cruzar la sala al pie de la escalinata, Julián alzó la vista y vislumbró el roce de una silueta ascendiendo con la mano sobre la barandilla. Sintió que se perdía en una visión. La muchacha debía de tener doce o trece años e iba escoltada por una mujer madura, menuda y rosada, con todas las trazas de una aya. Lucía un vestido azul satinado. Su cabello era de color almendra y la piel de sus hombros y la garganta esbelta parecía transparentar a la luz. Se detuvo en lo alto de la escalera y se volvió un instante. Por un segundo, sus miradas se encontraron y ella le concedió apenas un esbozo de sonrisa. Luego, el aya rodeó con sus brazos los hombros de la muchacha y la guió hacia el umbral de un corredor por el que ambas desaparecieron. Julián bajó la vista y se encontró con Jorge de nuevo.
—Ésa es Penélope, mi hermana. Ya la conocerás. Está un poco tocada del ala. Se pasa el día leyendo. Anda, ven, te quiero enseñar la capilla del sótano. Según las cocineras está embrujada. (pp. 261-262)
Fernando Ramos
Compañero de colegio de Carax, proveniente de una familia de clase baja, ayuda a Carax con su transición al nuevo colegio y se hacen grandes amigos. Una vez convertido en cura, da una pieza más a Daniel para descubrir la historia de Julián.
Miquel
Amigo y compañero de colegio de Julián fue el encargado de ayudar a la pareja a huir de Barcelona y también fue el encargado de engañar a Julián ocultando la muerte de su amada al descubrir que Penélope y Julián eran hermanos, ya que él pensaba que no le haría ningún bien. Al final de la obra, tras su aventura con Nuria, acabará dando la vida por Carax para salvarlo de la policía dándole así una nueva vida y una oportunidad de vengarse de Fumero.
Para finalizar este capítulo sobre los personajes se pasará a nombrar aquellos personajes que aparecen puntualmente en la obra con distintas funciones, ya sea ayudar a Daniel con la obra o cumplir el rol de amigo o familiar de uno de los personajes más importantes.
Entre ellos se puede encontrar a Bernarda, criada de Barceló y pareja de Fermín; Jacinta el aya de Penélope, Ricardo Aldaya padre de Penélope, Jorge y Julián, Sophie Carax madre de Carax, Fortuny, el marido de Sophie y padrastro de Julián; el señor Aguilar el cual es padre de Tomas y Beatriz y, por último, el relojero del barrio Federico Flaviá.
Esta obra está plagada de personajes que aparecen en cierto momento de la novela para aportar un mayor grado de realismo a la misma, tratando así de representar todo tipo de arquetipos sociales distintos. Es por ello que no se va a recoger todos y cada uno de ellos, sino que solamente se ha hecho alusión a los más importantes dentro de esta categoría.
Conclusión
El trabajo comienza con una breve aproximación biográfica del autor donde se recogen los principales sucesos de su vida ligados a la escritura. A continuación, se ha pasado a recopilar todos aquellos rasgos comunes que se pueden encontrar en su obra. A pesar de no haber leído todas las novelas, este trabajo ha sido posible gracias a la asesoría de una persona que sí lo ha hecho y a la búsqueda de bibliografía relacionada con el tema.
Tras esta introducción de la vida y obra de Zafón, se pasa a analizar en profundidad la novela de La sombra del viento, se comienza con un análisis del marco genérico de la obra, el cual es muy extenso debido a que Zafón no se ciñe a un solo género, sino que los entremezcla obteniendo la característica deseada de cada uno. Por otro lado se hace un análisis del estilo de la obra, tanto del narrador como de la lengua literaria empleada por el escritor.
Tras el análisis del estilo de la novela, se pasa a desgranar los grandes temas de la obra, los cuales pueden ser observados claramente durante la lectura de la misma, estos temas son, los libros, la posguerra, enfocadas principalmente a la denuncia social y, por último, el amor.
Relacionado con el tema de la posguerra se pasa, posteriormente, a analizar el tiempo y el espacio de la obra, la cual transcurre principalmente en la Barcelona de la posguerra, donde el escritor recorre sus calles, mostrando múltiples escenarios, pero también se desplaza la narración, en algunas ocasiones, a París, donde vive algunos años uno de los personajes protagonistas. El apartado del tiempo es el más complejo de los dos, ya que Zafón realiza muchos saltos en el tiempo desde algunos cortos de días o semanas a algunos de varios años, como cuando se habla de la historia de Julián, haciendo uso de los procedimientos de analepsis y prolepsis.
Serán los personajes los últimos en ser analizados y clasificados en este trabajo, dividiéndolos en protagonista, Daniel, otros personajes principales (los cuales acompañan al protagonista en sus aventuras, como Julián, Beatriz, Fermín o Fumero como antagonista), unos personajes secundarios (los cuales tienen cierta importancia en la obra pero no alcanzan a ser personajes principales) y, para finalizar, los personajes episódicos; esta obra cuenta con una cantidad inmensa de este tipo, por lo que solo son nombrados aquellos con algo de importancia para la obra.
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